WeWork tiene (casi) todo listo para salir a Bolsa, menos la confianza de los inversionistas. La empresa que renta espacios compartidos de trabajo genera dudas entre los especialistas pues desde su creación, en 2010, no ha sido rentable y la empresa ha dicho que todavía le llevará varios años más llegar a serlo.
Las dudas detrás de la salida a Bolsa de WeWork
Que una empresa no genere ganancias no es necesariamente malo, “en algunos casos las empresas nos son rentables porque están en periodo de inversión, de alto gasto, pero una vez que ese periodo concluye, los resultados pueden ser muy interesantes”, dice Carlos Ponce, socio fundador de SNX firma de análisis, promoción e inversión bursátil.
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Desde su creación, WeWork ha recaudado más de 12,000 millones de dólares (mdd) con fondos de inversión y se ha expandido por 37 países (y más de 100 ciudades), lo que le ha llevado a multiplicar sus ingresos: tan solo en 2018 se duplicaron a 1,800 mdd en 2018, frente a los 886 millones del año previo.
Pero “su huella de rápido crecimiento quema efectivo, por lo que las métricas crediticias tradicionales hacen ver mal a la compañía”, asegura Arnold Kakuda, analista de crédito sénior de Bloomberg Intelligence. “WeWork necesitaría exhibir ganancias estables antes de que pueda considerarse seriamente como una compañía de grado de inversión”.
Así como en 2018 sus ingresos se multiplicaron, también lo hicieron sus pérdidas, que pasaron de 900 mdd a 1,900 mdd el año pasado.
Las agencias calificadoras Fitch Ratings y Moody's le colocaron a WeWork, que tiene una deuda a largo plazo por alrededor de 1,300 mdd, una calificación de “B”, una nota que considera “basura” la calidad del crédito de la empresa, al ser especulativa y con una capacidad mínima para cumplir con sus compromisos financieros.
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La falta de finanzas saludables genera dudas entre los analistas, quienes creen que su oferta pública inicial (OPI), que está planeada para este año, pueda ser un fracaso y que esté destinada a seguir el camino de Uber, la firma de movilidad que sigue sin ser rentable, que desde que salió a Bolsa -en mayo- sus acciones acumulan una caída de 27%.
Tantas son las dudas entorno a WeWork que incluso uno de sus principales inversionistas externos, Softbank, le ha pedido a la empresa que detenga su oferta de acciones, señaló el Financial Times hace unos días.
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De acuerdo con la publicación, la firma japonesa ha perdido entusiasmo por la salida a Bolsa debido a que los analistas han reducido la valoración de la empresa: su valor en el mercado rondaría entre 18,000 y 27,000 mdd, cifra alrededor de 50% inferior a los 58,000 mdd que había estimado Goldman Sachs hace unos meses.
Las previsiones de la propia empresa no ayudan a mejorar la confianza. En el documento entregado a las autoridades del mercado de Estados Unidos, WeWork reconoció que “tenemos un historial de pérdidas y, especialmente si continuamos creciendo a un ritmo acelerado, es posible que no podamos hacer la empresa rentable en un futuro previsible”.