“Ahora creemos que hay una oportunidad para que las [acciones] de la eurozona se recuperen”, escribió Mislav Matejka, director de estrategia de renta variable global y europea de la firma.
La recomendación de JPMorgan es audaz. Desde la primavera pasada, las acciones de la eurozona han tenido un rendimiento inferior al de las acciones estadounidenses en más del 20% en términos de dólares, según el propio análisis del banco. Y Matejka reconoce muchas razones para preocuparse acerca del futuro de los activos más riesgosos de la región.
La principal de ellas es la decepcionante información económica proveniente de Europa. El índice de expectativas de negocios Ifo de Alemania se encuentra en su punto más bajo desde junio de 2009. El Índice de Gerentes de Compras para la eurozona, un indicador de manufactura muy observado, está en su nivel más débil desde octubre de 2012.
Además existe la posibilidad de que resurja la inestabilidad política en Italia, junto con la salida pendiente de Reino Unido de la Unión Europea.
Debido a una intervención del Parlamento, los analistas ahora ven una probabilidad mucho menor de una salida desordenada del Reino Unido en la fecha límite del 31 de octubre o antes. La expectativa es que el primer ministro Boris Johnson se verá obligado a solicitar una extensión para dar paso a las elecciones generales. Mientras tanto, es difícil predecir cómo se desarrollará el brexit, a medida que la falta de claridad actúa como un lastre para las acciones.
A pesar de todo esto, Matejka y su equipo ven espacio para el optimismo.
Gran parte de eso tiene que ver con las medidas de estímulo adoptadas por el BCE, que el mes pasado presionó las tasas de interés aún más hacia el territorio negativo y anunció que reanudaría su programa de compra de bonos indefinidamente.