El año pasado, las condiciones para refugiarse en el oro parecían ser las ideales: la inflación salió del control de la mayoría de los bancos centrales, las tensiones políticas internacionales están en su punto más álgido y aún fluye el capital a raudales. Aún así, el oro tuvo su peor desempeño en seis años y perdió atractivo entre fondos de inversión.
En 2021, el precio de los futuros del oro cayó 4.9% para cerrar el año con un nivel de 1,800 dólares por onza. Este descalabro no pasó desapercibido entre los fondos de inversión. Los fondos cotizados, o ETFs, respaldados en oro tuvieron salidas por 9,000 millones de dólares el año pasado, lideradas por fondos de Estados Unidos, según un reporte del Consejo Mundial del Oro. En este documento también se reportó una caída de 9% en el valor de los activos gestionados relacionados con el oro. Pero ¿Cómo es que el metal considerado como un activo refugió perdió su brillo entre los inversionistas?