James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco destacó que es muy difícil tratar de anticipar que pueda pasar con base en episodios del pasado, ya que se vuelve un resultado que no necesariamente pueden ser válido, por lo que piensa que el principal elemento que está a favor de la moneda mexicana es el tema de las tasas de rendimiento real.
“Las expectativas que nosotros tenemos para el cierre del año es de 20.20 y para el próximo año cerca de 21.30 unidades, estamos hablando que para 2023 estamos esperando una depreciación cercana de 6% o en el peor de los casos arriba de los 22 unidades con una pérdida de 10%. Lo que pensamos que es un poquita exagera esa perspectiva del 20% (de Moody´s), aunque no se puede descartar”, añadió Salazar.
Alejandro Saldaña, economista en jefe de Grupo Financiero Ve por Más, indicó que el peso mexicano ha mostrado una notable resiliencia en el último año, en un contexto de fortalecimiento generalizado del dólar. Indicó que esta resiliencia del peso se puede explicar por diversos factores: el atractivo diferencial entre las tasas de interés que se pagan en pesos versus las que se pagan en dólares; el crecimiento a doble dígito en la captación de remesas; el superávit comercial, visto desde mediados de 2020 y hasta inicios de 2022 y la estabilidad macroeconómica, reflejada en el grado de inversión de la calificación crediticia del país.
Al cierre de año, Saldaña estimó que el tipo de cambio puede encaminarse a niveles cercanos a 21 pesos por dólar, conforme la Fed siga subiendo las tasas de interés con mayor fuerza a lo descontado por algunos participantes del mercado; un entorno económico mundial cada vez más incierto; la posibilidad de que el crecimiento en las remesas pierda vigor, en línea con un menor dinamismo en la economía norteamericana; y, por último, la balanza comercial entre a terreno deficitario.