Quién es Greta Thunberg, la niña que quiere que entremos en pánico por el clima
(Expansión)- El 20 de agosto de 2018 Greta Thunberg, entonces de 15 años, despertó a las 6 de la mañana, se vistió y desayunó. Coció y empacó algo de pasta con sal para su almuerzo. Nada fuera de lo común para un día de escuela, la diferencia es que ese viernes Greta tenía otra cosa en mente.
Tomó una pancarta en la que había escrito “huelga de escuela por el clima”, algunos volantes con información sobre la crisis climática mundial y salió de su casa en Estocolmo. Sería su primer viernes de faltar a clases para protestar frente al parlamento sueco, en demanda de medidas de emergencia para enfrentar la crisis climática que amenaza su futuro.
“¿Por qué los jóvenes deberían estudiar para el futuro, cuando nadie está haciendo lo suficiente para salvar ese futuro? ¿Cuál es el punto de aprender datos, cuando los datos más importantes aportados por los mejores científicos son ignorados por nuestros políticos”, diría más tarde en una opinión para el diario inglés The Guardian .
Salvo por algunas fotos publicadas en Twitter e Instagram , Greta pasó totalmente desapercibida ese primer día. Sin embargo, el primer paso estaba dado. Pocos meses después, su protesta se convertiría en símbolo de un movimiento global de jóvenes, esparcido entre al menos 125 países bajo las etiquetas #FridaysForFuture, #SchoolStrike4Future, #ClimateStrike y #HuelgaClimatica.
Sólo para la segunda marcha global de este movimiento (la primera fue el 15 de marzo pasado), convocada para este viernes, Fridays For Future ha contabilizado 1,594 protestas en 118 países, incluyendo unas 40 en distintas ciudades mexicanas.
“Nadie es demasiado pequeño para hacer la diferencia”, repite Greta cada que puede.
En menos de un año, esta adolescente de largas trenzas y mirada profunda ha pasado de ser una completa desconocida en un rincón de Escandinavia a ser un ícono generacional que moviliza a millones de personas de todas las edades, estratos sociales, ocupaciones y religiones en todo el mundo. Su mensaje ha sido saludado igual por jóvenes como ella en África o Australia, que por líderes globales como la canciller alemana Angela Merkel, jerarcas religiosos como el papa Francisco u organizaciones internacionales como Greenpeace o Amnistía Internacional.
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¿Cuál es su mensaje?: “Actuemos como si estuviéramos en una crisis, como si nuestra casa estuviera en llamas, porque lo está”. ¿Cómo?: “Hagan de la mejor ciencia disponible el corazón de la política y la democracia”.
Quiero que entren en pánico, que sientan el miedo que yo siento todos los días…y luego quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas, porque lo está.
Prescindiendo de los aviones -pues ha advertido varias veces de la desproporcionada emisión de gases que implica volar-, Greta ha alcanzado en tren y autos eléctricos algunas de las palestras políticas más emblemáticas de Europa Occidental para propagar este mensaje: la Puerta de Brandemburgo en Berlín, la Piazza del Popolo en Roma, el Parlamento Europeo en Bruselas o Westminster en Londres.
En marzo fue propuesta al Nobel de la Paz y, por si le faltaran reconocimientos, este mayo ocupa la portada de la revista TIME, que la inscribió también entre las 100 personas más influyentes del mundo y los 10 líderes de la próxima generación.
¿Cómo llega una niña de 16 años a convertirse en un fenómeno global? ¿ Qué la lleva a culpar en su cara a los multimillonarios de Davos por la crisis climática ? ¿Por qué su mensaje es respaldado por científicos del máximo nivel internacional en cartas publicadas en The Guardian o la revista Science ?
Para responder hay que entender que, si bien Greta se convirtió en un ícono en meses, su historia lleva años en la forja. Cuando tenía 8 o 9 años, aprendió sobre el cambio climático en la escuela, donde sus profesores le mostraron fotos y videos del colapso ambiental. Imágenes como la del oso polar en los huesos, por la destrucción del hábitat que necesita para alimentarse, se le grabaron en el ánimo.
No le tomó mucho tiempo para entender la gravedad de un planeta vivo que se cae a pedazos: derretimiento de las masas glaciares, acidificación de los océanos, extinción masiva de especies, calentamiento global, aumento del nivel de los mares, colapso de polinizadores, islas de plástico, sequías, tormentas, incendios y un largo etcétera.
OPINIÓN: Los niños han dicho ¡basta!
Greta entró en un pasmo oscuro del que recuerda muy poco: dejó de comer y de hablar. A los 11 años fue diagnosticada no sólo con depresión, sino también con anorexia y, poco después, con Síndrome de Asperger, una condición ubicada en el espectro autista.
En su panorama sombrío, sin embargo, Greta encontró la mejor arma para su lucha. Todo lo que ha conseguido hasta ahora no ha sido a pesar de su condición autista, sino precisamente por ella.
“(Mi Síndrome de Asperger) ha afectado todo, porque si no tuviera Asperger y no fuera tan rara, estaría atorada en este juego social en el que todos los demás parecen estar perdidos […] Veo las cosas como en blanco y negro… y la cuestión del clima realmente es blanco o negro”, dijo en entrevista con el presentador noruego Fredrik Skavlan.
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Como sus discursos lo dejan ver, Greta no sabe mentir ni andarse con rodeos. No tiene tiempo para sutilezas y se fastidia visiblemente cuando lo que se habla no es la verdad pura y dura, incómoda e hiriente.
“Ustedes sólo hablan de crecimiento económico verde y eterno porque están demasiado asustados de ser impopulares”, decía en diciembre a los asistentes a la COP24 en Katowice , Polonia. “Sólo hablan de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este desastre, incluso cuando lo único sensato por hacer es tirar del freno de emergencia. No son lo suficientemente maduros para decir las cosas como son, incluso esa carga nos la dejan a nosotros(as), los niños(as). Pero a mí no me importa ser impopular, me preocupa la justicia climática y el planeta viviente”.
Más bien introvertida, Greta ha repetido en varias ocasiones que no es una celebridad, ni una líder y no busca la fama. Sin embargo con su encendido discurso, que ha sido reproducido en medios de todo el mundo, Thunberg pone rostro a una juventud a la que se le ha agotado la paciencia y dice “ya basta” a las acciones tibias que escandalizan por su insuficiencia en medio de una crisis que pone en riesgo el futuro de todos, y particular de las generaciones más jóvenes.