Trump salpicó su discurso con sobrevuelos cuidadosamente coreografiados de algunas de las aeronaves militares más sofisticadas, entre ellas un bombardero B-2 y un par de jets F-35. Los coros cantaron los himnos de cada rama de las fuerzas armadas antes de que los aviones surcaran los cielos e hicieran vibrar las ventanas en Washington.
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Su discurso no se fue el mitin hiperpartidista que mancillaría la atmósfera usualmente apartidista de las conmemoraciones del Día de Independencia del país, como temían algunos de sus detractores. Sin embargo, el que el presidente de Estados Unidos haya involucrado a las fuerzas armadas en un evento que para muchos consolida su perfil al comienzo de su carrera por la reelección despertó inquietudes entre oficiales militares retirados y en activo.
"Mientras nos mantengamos fieles a nuestro rumbo, mientras recordemos nuestra gran historia, mientras nunca dejemos de pelear por un futuro mejor, no habrá nada que Estados Unidos no pueda hacer", dijo Trump.
Durante los preparativos para la celebración, Trump exigió la presencia de equipo militar como los tanques que vio en los Campos Elíseos de París en las conmemoraciones del Día de la Bastilla de 2017. Esto desató un debate sobre si estaba sacando provecho de sus facultades de comandante supremo.
Al final de la velada, mientras los fuegos artificiales detonaban espectacularmente sobre Washington, no estaba bien claro si Trump había logrado lo que, según sus predicciones en Twitter, sería "una de las celebraciones más grandes de la historia de nuestro País".