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Elizabeth Warren o Bernie Sanders: una apuesta en grande para los demócratas

Elegir entre cualquiera de las dos íconos progresistas de la Costa Este de Estados Unidos es optar con un discurso sin moderación en la promoción de "grandes ideas".
mié 31 julio 2019 10:33 AM
Más a la izquierda
bernie Sanders y Elizabeth Warren se encuentran mucho más a la izquierda que el resto de los aspirantes del Partido Demócrata.

(CNN)- Los precandidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos han arrastrado a su partido a una encrucijada ideológica definitiva mientras buscan una estrategia para derrotar a Donald Trump.

En el debate de la noche del martes, 30 de julio, organizado por CNN, los íconos progresistas de la costa este, Elizabeth Warren y Bernie Sanders, advirtieron que no hay que caer en la moderación "sin agallas", en la promoción de "grandes ideas" de reforma generacional a los servicios de salud, la economía y el clima. Los moderados del centro del país, como Steve Bullock, de Montana, y John Hickenlooper, de Colorado, arremetieron contra la política económica "de los buenos deseos" y los sueños guajiros que le regalarían la elección al Partido Republicano.

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Al final de la noche, persistió una pregunta clave: ¿La mayoría de Estados Unidos está lista para el cambio social y político radical que ofrecen los demócratas más progresistas?

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La respuesta más interesante fue la de Warren.

"Entiendo que hay mucho en juego y que la gente tiene miedo", dijo. "Pero no podemos elegir a un candidato en el que no creemos solo porque tenemos demasiado miedo de hacer cualquiera otra cosa".

El tema se retomará en el segundo debate del miércoles, 31 de julio, cuando el moderado más popular —el puntero, Joe Biden— argumente por qué es el más adecuado para enfrentar a Trump, en un intento por recuperarse de un primer debate complicado en junio.

Los primeros dos debates de CNN, que se llevaron a cabo en noches sucesivas en Detroit, ejemplificaron dramáticamente la energía política que bulle dentro del Partido Demócrata ahora que la carrera electoral rumbo a 2020 cobra un ritmo frenético.

En vez de diatribas coreografiadas y rencillas taquilleras entre rivales, la noche se transformó en un seminario político apasionado, con propuestas y planes que, si se implementaran, podrían realinear la vida en Estados Unidos desde sus cimientos.

OPINIÓN ¿Ganarle a Trump o derrotar al trumpismo?

La interpretación que el país —especialmente el centro político crucial— haga del debate del martes y del combate político que se avecina podría ser el factor que decida quién vive en la Casa Blanca a partir de enero de 2021.

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Antes de los debates siguientes, en septiembre, la nutrida lista de candidatos podría quedar reducida a la mitad debido a la elevación de los umbrales de aprobación y recaudación. Sin embargo, el debate del martes demostró que esta es una batalla ideológica que persistirá hasta la convención del año próximo.

Miedo a las grandes ideas

Los progresistas decididos como Warren y Sanders intuyen que la inclinación audaz a la derecha de la presidencia de Trump y las fuerzas económicas que la provocaron ofrecen un espacio para un nuevo movimiento liberal.

"No sé por qué alguien se tomaría la molestia de postularse a la presidencia para hablar de lo que no podemos hacer y de aquello por lo que no lucharemos", dijo Warren.

Sanders, su principal rival en el carril izquierdo rumbo a las primarias y quien ha propuesto desde hace mucho una "revolución", dijo: "Estoy un poco cansado de los demócratas que tienen miedo de las grandes ideas".

Lee: Bernie Sanders enfrentará una campaña más complicada en 2020 que en 2016

Sin embargo, los demócratas más pragmáticos temen que las ideas radicales, como los servicios de salud pagados por una sola entidad y el Green New Deal le sirvan a Trump para confirmar sus advertencias sobre el socialismo y ahuyenten a los electores más moderados, con lo que se replicarían las derrotas más terribles de los demócratas.

"Podríamos tomar el camino que proponen el senador Sanders y la senadora Warren, que son políticas malas como Medicare para todos, todo gratis y promesas imposibles", dijo el ex diputado por Maryland, John Delaney.

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"Eso desanimará a los electores independientes y hará que Trump se reelija. Eso fue lo que pasó con McGovern, eso fue lo que pasó con Mondale, eso fue lo que pasó con Dukakis".

Este debate llega al núcleo del mismo Partido Demócrata moderno. ¿Debería remontarse a los monumentos políticos del New Deal y de la Gran Sociedad de Franklin Roosevelt y Lyndon Johnson, quien promulgó Medicare el martes, hace 54 años, o reconocer que para recuperar el poder en una era dominada por los conservadores, lo mejor es el progresismo más gradual y centrista de Bill Clinton y Barack Obama?

Esta es la falla que separa a los progresistas —que quieren acabar con los seguros privados de gastos médicos y crear un sistema de Medicare para todos— de los moderados, que prefieren un sistema híbrido parecido a Obamacare.

Lee: Cancelar el 'Obamacare', un nuevo dolor de cabeza para Donald Trump

Una gran apuesta

La historia indica que los demócratas se arriesgarán si optan por el camino de Warren o de Sanders: ningún demócrata de la historia reciente ha llegado a la Casa Blanca con una plataforma tan radical.

Como dijo Amy Klobuchar, senadora por Minnesota, después de bajar del escenario: "Traté de explicarlo una y otra vez esta noche. La gente está viéndonos ahora [y] no son demócratas ni independientes. Son republicanos moderados y los necesitamos para ganar las elecciones", dijo Klobuchar a Chris Cuomo, de CNN.

Sin embargo, hay una razón por la que Warren y Sanders estuvieron en el centro del escenario el martes: son los más populares de los diez candidatos del primer debate. Representan a las poderosas fuerzas liberales que están llevando al Partido Demócrata mucho más a la izquierda de donde lo dejó Obama.

La pregunta más fascinante de la carrera demócrata es si se está gestando un levantamiento liberal sin que los expertos de Washington se den cuenta, como intuyen los candidatos progresistas. Después de todo, Washington suele ser el último en enterarse de las revoluciones políticas inminentes y la victoria de Trump en 2016 es prueba de ello.

Trump ha aprovechado la fermentación ideológica de las precampañas demócratas: dijo que los contendientes más progresistas son radicales descontrolados que representan a un partido que se está inclinando rápidamente a la izquierda.

"Los demócratas radicales de siempre. El mismo mensaje socialista y paternalista. El mismo ganador en el debate de esta noche: el presidente Donald Trump", dijo Kayleigh McEnany, secretaria de prensa nacional de la campaña de Trump.

Esta clase de comentarios provocan que muchos expertos adviertan que los demócratas solo podrán construir la coalición amplia que necesitan para derrotar a Trump si se quedan en el centro. Sin embargo, Warren les advirtió a los oponentes moderados en el debate que eviten recurrir a "los puntos de discusión republicanos" para denostar sus políticas de salud. Además, Sanders argumentó, en entrevista con CNN, que los demócratas tendrán éxito solamente si fomentan la gran participación que solo las políticas ultraprogresistas pueden incitar.

Por definición, el debate del martes tuvo lugar en un entorno controlado.

Muchas de las ideas más progresistas de Sanders y Warren —servicios de salud a cargo del Estado— no tendrán posibilidades de que se implementen a menos que los demócratas se hagan con mayorías aplastantes en el Congreso, cosa poco probable, y que además ganen la presidencia. Eso sirve de argumento para defender un enfoque menos ambicioso que no alienaría a los votantes centristas ni los empujaría a los brazos del Partido Republicano.

Otro imponderable previo a las elecciones es si los electores aceptarán una candidatura con grandes matices políticos o si responderán a temas y tendencias más generales.

Este fue uno de los argumentos de la candidata Marianne Williamson en el primero de los debates demócratas de junio, cuando insinuó que Trump ganó en 2016 por la claridad de su lema: "Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande".

El martes, la gurú de la autoayuda argumentó que el certamen político demócrata podría dejar frío al resto del país.

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