Desde que asumió el cargo, Johnson no ha suavizado su postura. Trajo a un montón de partidarios radicales del brexit a su gabinete y a su equipo de asesores y, en semanas anteriores, la falta de acuerdo se ha vuelto el resultado más probable pese a que casi nadie creía que pasaría.
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Sin embargo, si el objetivo de todo esto es asustar a la Unión Europea, no está funcionando. "Desde que se puso en marcha el Artículo 50, sabíamos que era posible que no hubiera acuerdo. Por eso nos preparamos para ello mucho antes que Reino Unido", dijo un funcionario de la Unión Europea a CNN.
Parece que Bruselas está muy tranquila con esto. "La amenaza de que no haya acuerdo no te llevará a nada con la Unión Europea", dijo Georgina Wright, investigadora senior del Institute for Government, un centro de estudios británico. "Las amenazas no van a hacerlos cambiar de opinión, solo cambiarán de opinión con alternativas creíbles".
Las alternativas de las que Wright habla se refieren a una sección específica del acuerdo de retirada, conocida como salvaguardia de la frontera con Irlanda: se trata de un mecanismo cuya intención es impedir que vuelva a levantarse una frontera física entre Irlanda del Norte, que pertenece a Reino Unido, y la República de Irlanda, que pertenece a la Unión Europea.
La salvaguardia es el principal pero que los partidarios del brexit ponen al acuerdo existente porque mantiene a Reino Unido atado a la Unión Europea en algunos aspectos e impide que se separen del todo del bloque, por lo que no se respeta el resultado del referéndum.