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Boris Johnson: el niño que quería ser rey del mundo y ahora es primer ministro

El ex alcalde de Londres, que es uno de los políticos más divisivos de su generación, tendrá como misión unir al Reino Unido para llegar a un acuerdo de salida con la Unión Europea.
mar 23 julio 2019 12:34 PM
Carisma
El nuevo líder del partido conservador y futuro primer ministro, Boris Johnson, es calificado por alguno como encantador.
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El partido conservador anunció el resultado de la elección de su dirigente el martes, 23 de julio; muchos pensaban que era de esperarse que su oponente, Jeremy Hunt, no sería rival para el impulso arrasador de Johnson.

La pregunta crucial que flota en Reino Unido, en un momento crítico de la historia de ese país, es ¿qué es exactamente lo que mueve a este hombre? La mejor forma de responder es entender exactamente por qué es tan divisivo.

Primero, tenemos su estilo personal. El estilo político caótico de Johnson ofende tanto como apasiona. A lo largo de su carrera ha hecho comentarios aparentemente insensibles, como cuando dijo que las mujeres que usaban velo islámico para cubrirse la cara parecían "buzones" o cuando dijo que la gente de la mancomunidad británica son "niñitos negros que ondean banderas" con "sonrisas como sandías".

Boris Johnson será el próximo primer ministro británico, sucesor de Theresa May

Nicky Morgan, parlamentaria conservadora y ex secretaria del gabinete, sabe que esto podría ser un obstáculo para Johnson cuando asuma el cargo y tenga que enfrentar a un electorado que va más allá de su propio partido.

"Creo que ahora reconoce que lo que dice tiene una reacción", dijo Morgan. "Le seguirán preguntando sobre los comentarios que ha hecho y que probablemente quiera dejar atrás. Pero la realidad es que en la actualidad, es difícil seguir adelante".

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No obstante, puede ser encantador y hace grandes esfuerzos para ganarse a la gente, especialmente en persona.

Harry Mount, periodista que solía editar las columnas de Johnson cuando era uno de los escritores estrella del Daily Telegraph, explicó que Johnson es "muy bueno para hacerte sentir bien en público". Mount cuenta que pese a que no han trabajado juntos en más de una década y a que nunca fue su jefe realmente, Johnson "me saluda diciendo: 'cielos, es mi jefe', cosa halagadora para mí porque los desconocidos piensan que 'el tipo calvo debe ser poderoso'".

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El héroe de los partidarios del brexit

Esta habilidad de halagar y hacer que la gente se sienta querida sirve para explicar cómo es que Johnson logró dos mandatos como alcalde de Londres, en donde el electorado suele preferir al Partido Laborista de centroizquierda.

En segundo lugar, está su agenda política… y su ambición política. Johnson tuvo una intervención decisiva en la ejecución del brexit. En 2016, pese a la gran presión del entonces primer ministro, David Cameron, para respaldar la campaña por la permanencia en la Unión Europea, Johnson rompió filas y decidió respaldar el brexit en el último minuto. Así, se volvió el héroe de los partidarios del brexit.

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"Boris tiene esa cualidad indefinible del liderazgo. Puede persuadir a la gente de que respalden y tomen un rumbo que originalmente no respaldaban", dijo Jacob Rees-Mogg, euroescéptico y partidario de Johnson. "Solo alguien con su clase de optimismo puede lograr que la gente respalde el brexit".

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Sin embargo, hay quienes piensan que la decisión de Johnson de encabezar la campaña por el brexit no fue más que una maniobra política deliberada. Morgan, partidaria de la permanencia, explicó que hay quienes sospechan que Johnson "lo hizo a sabiendas de que podría servirle para pulir sus credenciales de líder".

Todos saben que Johnson siempre quiso llegar a la máxima magistratura. Mount dijo que "siempre estuvo claro que para él, el periodismo era un asiento junto al cuadrilátero de la pelea estelar, de la que él quería ser la estrella".

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No le gusta aburrirse

Esta ambición descarada es lo que nos lleva a la razón tercera y más importante por la que Johnson divide opiniones: sus cualidades personales, su moralidad y su idoneidad para el cargo.

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"La verdad sobre Boris es que trabaja sumamente duro. Se levanta a las 5 a. m., devora los periódicos y quiere estar al teléfono a las 6:30 para hablar del día", dijo Guto Harri, quien fuera director de Comunicaciones de Johnson cuando fue alcalde de Londres. "Su enfoque es muy parecido al de un periodista. Va al grano muy rápido, detecta los detalles relevantes y ve el bosque con tan solo ver los árboles".

Esta no es una descripción con la que coincide Simon Heffer, quien fuera jefe de Johnson en el Telegraph. "Es sumamente egoísta, completamente ignorante de las sensibilidades y las necesidades de los demás y absolutamente poco profesional", recuerda Heffer.

"Lo vimos cuando fue alcalde y necesitaba varios subalternos porque era demasiado perezoso, incapaz o no quería molestarse con los detalles de lo que se necesitaba para hacer el trabajo correctamente".

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Dos opiniones sumamente diferentes sobre la misma persona. Sin embargo, es totalmente posible que ambas sean ciertas. "Sería erróneo decir que le cuesta poner atención por periodos prolongados o que es perezoso. Si le das un pedazo difícil de griego antiguo, estará inmensamente feliz", explicó Mount. "Las cosas importantes son las que lo aburren y las que serán difíciles. No va a caerse y a oprimir el botón nuclear con el brazo, pero se aburre y no le gusta aburrirse".

Esa es la parte caótica; la duda más preocupante, para algunos, es el valor moral de un hombre al borde del precipicio del poder.

No faltan historias sobre Johnson, ya sean acusaciones morbosas sobre su vida personal, incluidos sus romances, o su despido de uno de sus primeros empleos como periodista por haber inventado una cita. Tal vez lo peor de todo sea que existen antecedentes de que Johnson fue cómplice en un plan para darle una golpiza a un periodista. Las acusaciones provocaron que Eddie Mair, periodista de la BBC, acusara a Johnson de ser "un tipo nefasto" en una entrevista. En la entrevista con Mair, Johnson ignoró o restó importancia a las acusaciones, aunque dio respuestas muy indirectas.

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Cuando fue canciller, Johnson hizo unos comentarios informales que el gobierno de Irán usó como prueba de que Nazanin Zaghari-Ratcliffe, una ciudadana británica-iraní que está en prisión en Irán, había estado haciendo "propaganda contra el régimen". Más tarde, Johnson se disculpó públicamente en la Cámara de los Comunes y dijo que debió haber hecho comentarios más claros.

Otro ejemplo de las decisiones cuestionables de Johnson ocurrió hace unos días, cuando no defendió a Kim Darroch, embajador de Reino Unido en Washington , luego de que se filtraran unos comentarios en los que Darroch critica al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Después del suceso, se dio a conocer que la falta de apoyo de Johnson fue lo que provocó la renuncia de Darroch.

"Cuando analizas su respuesta atroz al asunto de Kim Darroch, ves cuan falto de integridad y liderazgo es", dijo Heffer. "Decir que Johnson tiene muchos defectos es como decir que el agua es ligeramente húmeda. Si llega a ser primer ministro, será el hombre de probidad más deficiente que haya ocupado el puesto".

CNN se puso en contacto varias veces con el equipo de Johnson para pedirles comentarios, pero no recibió respuesta.

Cómo podría ganar

¿Cómo es posible que un hombre tan divisivo haya derrotado tan espectacularmente a su rival?

Una palabra: brexit. Reino Unido ha estado atascado en esta crisis por el brexit desde hace más de tres años. Jacob Rees-Mogg culpa del fracaso a un gobierno dominado por personas que, sospecha, no querían separarse de la Unión Europea en realidad. "Para lograr el brexit, se necesita un partidario del brexit", explicó.

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"Hay dos enfoques: uno es que el brexit es un problema que hay que resolver y el otro es el enfoque de Boris, que es que el brexit es una oportunidad enorme".

La principal razón por la que el brexit no se ha consolidado aún es que la clase política británica no puede decidir qué quiere. El Acuerdo de Retirada —comúnmente conocido como el acuerdo de May— no satisfizo ni a los eurófilos ni a los euroescépticos, no solo conservadores, sino de todos los partidos que ocupan la Cámara de los Comunes, órgano que tiene que ratificar y lidiar con Europa.

Dado que May había estado gobernando sin mayoría en el Parlamento desde las elecciones de 2017, esta falta de consenso significó que sin concesiones de parte de Bruselas o sin comprar votos de la oposición, el acuerdo de May estaba condenado al fracaso.

Ese podría ser justo el destino que le espera a Johnson.

'Un cachorrito entusiasta'

Los partidarios del brexit están emocionados porque Johnson juró sacar a Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre, "pase lo que pase". Su juramento de amenazar a Bruselas con salirse sin acuerdo y retener los casi 50,000 millones de dólares que Reino Unido le debe a Europa a menos que accedan renegociar el acuerdo de May es música para los oídos de cierta clase de conservador.

Sus partidarios creen sinceramente que su enfoque funcionará. "Al igual que Reagan, Boris tiene una perspectiva positiva del arte de gobernar. Si crees que las cosas pueden lograrse, entonces es probable que lo intentes y es probable que inspires a la gente a que crea que vale la pena intentarlo", dijo Rees-Mogg.

"Si ves a los grandes líderes políticos, siempre han sido optimistas. Los que no funcionan son los pesimistas como el pobre Gordon Brown [ex primer ministro laborista, quien perdió en las elecciones de 2010]".

Sin embargo, el problema al que Johnson se enfrenta no es solo unificar a la gente de su propio partido, ya no digamos en todo el país. Hay, desde luego, otros 27 Estados miembros de la Unión Europea que tienen voz y voto en lo que pasa con el brexit. "En Bruselas, consideran que Boris es el anticristo", dijo una fuente diplomática europea. Esto no solo se debe a su discurso a favor del brexit y en contra de la Unión Europea. Johnson trabajó como periodista en Bruselas, en donde hizo pocos amigos.

Bill Newton Dunn, liberal que ha pertenecido al Parlamento Europeo desde 1979, cuenta: "Lo que recuerdo es que era un cachorrito muy entusiasta, ansioso de complacer. Quería conseguir historias o adornarlas para tratar de sacar ventaja. Le preocupaba menos la verdad". Los relatos de Dunn se refieren a grandes éxitos como que la Unión Europea quería prohibir los plátanos curvos o las afirmaciones de que había un funcionario de la Unión Europea tan bien remunerado que le alcanzaba para vivir en un castillo a las afueras de Bruselas. Todo era tremendamente divertido y pintaba un panorama de un superestado europeo fastuoso y entrometido. Si tan solo alguna de estas historias fuera 100% exacta y no adornos o granos de verdad.

Jean Quatremer, periodista francés que estuvo en Bruselas en el mismo periodo que Johnson, ha escrito que Johnson inventó un nuevo género periodístico , al que se conoce comúnmente como "euromitos".

La forma en la que Johnson hizo campaña a favor del brexit no está muy lejos del estilo del euromito: ¿quién podría olvidar la acusación extraordinaria (y falsa) de que Reino Unido enviaría 350 millones de libras a la semana a Bruselas?

Desde que el acuerdo de May perdió la tercera votación en el Parlamento británico, el 29 de marzo, las autoridades de Bruselas han dejado en claro que no creen que Reino Unido sea un socio confiable en las negociaciones. Eso difícilmente cambiará.

En Bruselas hay quienes creen que a partir de octubre, Johnson tratará desesperadamente de evitar la salida sin acuerdo y venderles el Acuerdo de Retirada modificado a los partidarios más radicales del brexit.

"¿Boris, un hombre que ha dedicado toda su carrera a prepararse para este momento, querrá ser el primer ministro con el mandato más corto de la historia? Porque eso es lo que va a pasar si lleva a Reino Unido al abismo", dijo una fuente de la Unión Europea .

El futuro

Todo esto suscita la duda más importante para los habitantes de Reino Unido: ¿cómo será el mandato de Johnson?

Llega al cargo en un momento de fluidez en la política. No solo los partidarios del brexit se muestran optimistas. La gente que ha estado haciendo campaña para acabar con el brexit desde 2016 también confía más que nunca en que pueden impedirlo ahora. Si consideramos que en su propio partido hay opiniones contrapuestas sobre Johnson, vemos que el 48% de la gente que votó a favor de la permanencia está todavía más preocupada de que Johnson sea primer ministro.

Hugo Dixon, partidario de la permanencia y uno de los amigos más antiguos de Johnson, comparte esta inquietud. "Comenzar con un poco de ambición está bien, pero tiene que ser con el objetivo de hacer algo bueno. Me preocupa que Boris esté llevando al país por mal camino".

Dixon no será el único que piense así, ni en la Cámara de los Comunes ni en el país en general. Si Johnson no logra reconciliarlos a ambos, sus días en el cargo podrían estar contados desde el principio.

Una de las grandes interrogantes es cuál será la versión de Johnson que surja en el cargo: el alcalde liberal de Londres o el populista post-brexit. Pese a que es un hombre que ha vivido bajo los reflectores por tanto tiempo, no tenemos mucha idea de qué pasa bajo esa melena rubia.

La realidad podría ser que el destino de Johnson, a final de cuentas, no está en sus manos. Si quiere sacar a Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre con un acuerdo nuevo, tiene más o menos dos meses para convencer a Bruselas de que tiene que renegociar algo que tomó dos años acordar.

Si trata de sacar a Reino Unido sin acuerdo, es probable que se encuentre con que la gravedad se apodera de todo mientras el Parlamento hace todo lo posible por impedirlo. Y si Johnson presiona con la fuerza suficiente, podría encontrarse con que los miembros de su propio partido están dispuestos a derribar su gobierno y forzar unas elecciones generales.

Sea lo que sea que pase, será una curva de aprendizaje muy empinada para el niño que siempre quiso el cargo más alto. Si todo sale bien, será el hombre que unificó al país y que consolidó el brexit. Si le sale mal, podrían echarlo del cargo en cuestión de meses, con lo que sería el líder que gobernó menos tiempo que el pobre "pesimista" de Gordon Brown.

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