Si las apelaciones no se concretan en 90 o 180 días, el director podrá emitir un fallo, salvo en circunstancias muy específicas.
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La organización que representa a los jueces migratorios se opuso a la medida y señaló que los actos de la dependencia acaban con la transparencia y con la garantía de que la toma de decisiones sea independiente.
"En esencia, se está creando un zar de los tribunales migratorios", dijo Ashley Tabaddor, presidente de la Asociación Nacional de Jueces de Inmigración, quien argumentó que la pauta condensará la regulación y la adjudicación en "un solo individuo" y da preferencia a las directivas regulatorias por encima del análisis jurídico apolítico. "Es el último clavo del ataúd de cualquier cosa parecida a una toma de decisiones independiente", dijo a CNN.
Según el texto de la pauta, también se transfieren algunos programas de los tribunales migratorios de la Oficina del Abogado General a la Dirección de Reglamentación para "alinear más adecuadamente dichos programas con su carácter regulatorio".
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Los activistas migratorios consideran que estos cambios son una forma de implementar las prioridades de la administración Trump en el sistema de tribunales migratorios.
"Este nuevo reglamento le quita, en la práctica, el poder a los jueces de inmigración independientes y lo centraliza en los funcionarios de la administración", dijo Ali Noorani, director ejecutivo del National Immigration Forum.