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Netanyahu adopta un tono de desesperación hacia el cierre de las elecciones

El actual primer ministro espera consolidar el poder y construir una coalición que lo mantenga al frente de Israel tras 10 años.
lun 16 septiembre 2019 07:04 AM
Segunda oportunidad
El primer ministro se vio obligado a llamar a nuevas elecciones depués de que no pudo formar un gopbierno tras las elecciones parlamentarias de abril.

JERUSALÉN (CNN)- El video de 15 segundos que podría acabar con la campaña electoral espectacular de Netanyahu hizo retumbar alegremente los titulares del periódico israelí de izquierda, Haaretz. En él, se reciclan videos que circulan en internet en los que se ve a Netanyahu saliendo a toda prisa de un evento de campaña cuando empiezan a sonar las sirenas de advertencia de ataques aéreos desde Gaza.

"… el video de Asdod pinta al primer ministro de forma poco favorable y como cobarde", escribió Chemi Sahalev en un comentario en ese diario.

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Es lo que se esperaría que dijera Haaretz, especialmente en los últimos días de una campaña electoral en la que el líder de la derecha israelí espera consolidar el poder y construir una coalición que lo mantenga en el poder tras 10 años de gobernar.

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La caracterización de su salida en el video es injusta. Netanyahu salió dignamente del auditorio mientras el Domo de Hierro, el escudo antimisiles israelí, interceptaba los cohetes gazatíes; no se escabulló ni dio la más mínima impresión de estar sobresaltado.

Sin embargo, un aire de desesperación —tal vez de algo cercano al pánico—se ha apoderado de la campaña de Likud mientras las encuestas indican que están empatados con el partido centrista Azul y Blanco, de su rival Benny Gantz.

Las encuestas indican que para derrotarlo, Netanyahu necesita todos los votos de derecha y extrema derecha que pueda conseguir.

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Bibi Netanyahu, el hombre al que solía llamarse "el primer ministro de Teflón" porque nada malo se le pegaba, está asediado por tres acusaciones de corrupción que podrían desembocar en un proceso penal. En el extranjero, Netanyahu es toda una institución. Ha negado repetidamente haber obrado mal y afirma que las investigaciones son una "cacería de brujas" dirigida por los medios.

Pero mientras parte de la presunta mugre en casa empieza a pegársele, su campaña ha enfatizado la postura de Netanyahu como personaje importante en el escenario mundial.

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La página de Facebook de Benjamín Netanyahu comienza con un vertiginoso montaje de video de su reunión con Donald Trump, presidente de Estados Unidos; su homólogo ruso, Vladimir Putin, y el primer ministro de India, Narendra Modi. Luego, acelera mientras va por las capitales del mundo estrechando la mano de jefes de gobierno menos famosos (o menos entusiastas).

Hay algunos espectaculares en los que se lo ve con Putin, Trump o Modi, junto con la leyenda: "Una liga aparte".

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Su mensaje es claro.

Sin embargo, empieza a dominar la impresión de que tal vez, mientras su campaña hace llamados más estridentes a la extrema derecha para que vote, se está arriesgando a quedar en una liga aparte en el escenario mundial.

Además, el incidente de Asdod socavó su reputación de ser el amo de la seguridad. En campaña, se ha presentado como el líder israelí que le arrebatará el control de Gaza al grupo militante Hamás.

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Sin embargo, todo esto también le quitó la capacidad de controlar la narrativa de la campaña, misma que intentó marcar cuando anunció que, si lo elegían, se anexaría unilateralmente el valle del Jordán y establecería la soberanía israelí en la región.

Esta propuesta suscitó burlas en la alianza del Azul y Blanco, que afirmó que le habían robado la idea. Al parecer, tiene poco eco entre la extrema derecha a la que quería convencer de respaldar al Likud.

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Un coro de desaprobación

Sobre todo, su propuesta recibió una aprobación muy modesta de su aliado en la Casa Blanca, no el respaldo rotundo que esperaba.

Además, en la víspera de una reunión con Putin para reforzar su papel en las grandes ligas mundiales, los rusos censuraron su propuesta sobre el valle del Jordán.

"Compartimos las preocupaciones sobre los planes de la dirigencia israelí, cuya implementación podría agravar agudamente las tensiones en la región, debilitar las esperanzas de establecer una paz muy esperada entre Israel y sus vecinos árabes", señaló la cancillería rusa en un comunicado horas antes de que el primer ministro israelí volara a Sochi para reunirse con el presidente de Rusia.

Rusia se unió al coro de desaprobación de todo el mundo árabe, Naciones Unidas y la Unión Europea.

El plan de Netanyahu se dio a conocer justo antes de que Trump echara a un aliado clave en la Casa Blanca: John Bolton.

El primer ministro de Israel y el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos coincidían en sus posturas respecto a Irán. Ambos consideraban que la república islámica es un país al que hay que sancionar (y tal vez bombardear) para convencerlo de negociar. Al igual que Trump, creen que habría que obligar a Irán a acabar con toda posibilidad de desarrollar un arma nuclear y dejar de apoyar a grupos militantes como Hezbolá.

Se dice que Bolton le sorprendió y le enfureció que Trump ofreciera negociar sin condiciones con el presidente de Irán, Hasán Rohaní, en Nueva York a finales de septiembre y que lo despidieron porque se opuso a la idea de levantar algunas de las sanciones para lograrlo.

Es indudable que una cumbre de cualquier tipo entre Rohaní y Trump durante la Asamblea General de la ONU, a finales de septiembre, le restaría brillo a lo que hasta ahora ha sido un idilio refulgente entre Trump y Netanyahu.

Mientras tanto, en Israel, la página de Facebook de Netanyahu volvió a subir el volumen en su intento constante por conseguir el voto de la derecha. Publicaron un mensaje en el que decían que votar por el partido Azul y Blanco llevaría a "un gobierno peligroso de izquierda la próxima semana".

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"Un gobierno débil, laico, de izquierda que depende de los árabes [nacidos en Israel] que quieren destruirnos a todos, mujeres, niños y hombres, y que solapará a un Irán nuclear que nos borrará a todos", se lee en el mensaje.

Esto desató la indignación en medio de acusaciones de incitar a la violencia contra ciudadanos israelíes de origen palestino; el Partido Likud emitió una aclaración y señaló que la publicación había sido un error. "El primer ministro no vio el texto, no lo autorizó", señaló el partido.

No obstante, es probable que esto no le importe a Netanyahu si obtiene el apoyo del partido Poder Judío, un movimiento de extrema derecha que, según las encuestas, podría obtener cuatro escaños de los 120 que componen el Knéset, el Parlamento israelí. Esos escaños podrían ayudarle a conseguir los 61 votos que necesita para formar un gobierno.

Si lo logra, es evidente que confía en que su capa de Teflón impedirá que la mugre que vuela de un lado a otro en las elecciones se le pegue al traje. Y si se pegara, de todas formas sobrevivirá.

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