¿La ley al pie de la letra o sujeta a interpretación?
Karlan, profesora de Derecho de la Universidad de Stanford, y David Cole, director jurídico de la Unión Estadounidense de los Derechos Civiles (ACLU), representantes de Aimee Stephens (la mujer a la que despidieron de la funeraria), argumentaron que la letra del Título VII y los precedentes de la Suprema Corte abarcan la discriminación por orientación sexual o condición de transgénero.
La ministra Ruth Bader Ginsburg simpatizó con este argumento y señaló que cuando se redactó la ley, hace 55 años, los miembros del Congreso no habrían contemplado los agravios surgidos del acoso sexual. Sin embargo, la Suprema Corte falló más de dos décadas más tarde, en 1986, que el acoso se contemplaba en el Título VII, una vez que quedó clara la conducta a la que estaban sujetas las mujeres en el entorno laboral.
"Nadie pensó que el acoso sexual entraba en la discriminación por motivos sexuales en el 64", dijo Ginsburg, quien cobró prominencia nacional como defensora de los derechos de la mujer en la década de 1970. "…Ahora decimos que claro, acosar a alguien, sujetarla a términos y condiciones de empleo a los que no se la sujetaría si fuera hombre es discriminación sexual, pero al principio no se reconocía como tal".
A las preguntas de Ginsburg que reflejaban la apertura a una interpretación más amplia del Título VII se unieron los ministros liberales Stephen Breyer, Elena Kagan y Sonia Sotomayor.