Piñera anunció paralelamente la oferta del gobierno en funciones español, del socialista Pedro Sánchez, para albergar la COP, una gran cita internacional que implica el desplazamiento de hasta 25,000 delegados, entre miembros de misiones oficiales, ONG y expertos relacionados con el medio ambiente.
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La cumbre pretende concretar los detalles de la aplicación del histórico pacto climático del Acuerdo de París, en medio de llamamientos a la acción urgente por parte de grupos ecologistas y manifestantes del clima.
La llamada Conferencia de las Partes (COP) es la reunión formal de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Las conferencias COP son también el punto de encuentro de cientos de organizaciones no gubernamentales, que acostumbran a realizar protestas para llamar la atención y presionar a los Estados miembros.
La cumbre ya fue trasladada en su día de Brasil, país originalmente anfitrión, a Santiago, ya que el presidente Jair Bolsonaro se negó a organizarla . Piñera retomó el testigo en un claro intento por erigirse en un líder regional en temas medioambientales.
Esta próxima cumbre del clima tiene ya un trabajo hecho con agendas casi cerradas, pero ahora, con la renuncia de Chile, el gran reto es preparar la logística de un evento que puede reunir hasta 25,000 personas y que necesita dos sedes cercanas, más seguridad, transporte público y plazas hoteleras.