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La acusación de los demócratas contra Trump es la más grave en la historia de EU

La Comisión de Inteligencia del congreso le pasa la estafeta a la Comisión de Justicia, que ahora decidirá si somete o no a un juicio político al presidente.
mié 04 diciembre 2019 11:58 AM
Nueva etapa
Este miércoles inicia una nueva etapa del proceso de destitución de Trump en la Comisión de Justicia en el Congreso.

La acusación impresionantemente trascendental que se detalla en el informe demócrata sobre el proceso de destitución representa el intento más amplio de abarcar la magnitud de las presuntas infracciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y resumirlo en una orden de sujeción a proceso clara.

En efecto, el resumen de 300 páginas que recabó la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes contiene testimonios, cronologías y registros de llamadas telefónicas y en él se acusa a Trump de perpetrar uno de los crímenes políticos más graves de la historia de Estados Unidos.

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El informe es una hoja de ruta hacia las causales formales de destitución, un argumento para convencer a un país dividido en dos de que el destino político de Trump no puede ser otro que retirarlo del cargo once meses antes de las próximas elecciones generales por haber presionado a Ucrania a que le concediera favores políticos.

La acusación grave que la Comisión de Justicia de la cámara baja analizará en su primera audiencia en el proceso de destitución , el miércoles, 4 de diciembre, coincide con la seriedad del deber más sombrío del Congreso: decidir si pone fin a una presidencia. Decidir si el 45º presidente de Estados Unidos representa una amenaza clara, inmediata y futura a la seguridad nacional, la Constitución y la mismísima adaptabilidad de la autonomía democrática de la república.

"Esto debería importarnos, esto debe importarnos; si esto no nos importa, podemos tener por seguro que el presidente volverá a hacerlo otra vez", dijo Adam Schiff, diputado demócrata por California y presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el martes, 3 de diciembre.

Pese al clamor apabullante de los dos meses de intrigas en el proceso de destitución y del violento intercambio de fuego político, la audiencia del miércoles representa un momento oscuro en la historia estadounidense.

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Solo ha habido tres ocasiones en las que el intento por echar a un presidente en funciones ha llegado tan lejos como ahora y, usualmente, los procesos de destitución abren una herida política que infecta la vida política del país por décadas.

Pese a que la situación actual es de gran relevancia, difícilmente sorprende a nadie. Desde sus primeras horas, la presidencia de Trump ha roto con los convencionalismos de su investidura, ha rechazado los límites que sus predecesores aceptaron y ha arremetido contra los límites de la ley. Muchas veces, el proceso de destitución ha parecido la consecuencia lógica.

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Schiff pasa la estafeta

La gravedad de la acusación subyace a las batallas partidistas superficiales que surgieron cuando se dio a conocer el presunto ardid de Trump en Ucrania. Es mucho más detallada que el argumento de refutación de 123 páginas que la minoría republicana entregó el lunes a la cámara, en la que no se echan por tierra los hechos que los demócratas detallan, sino que se argumenta que la conducta presidencial de Trump fue perfectamente razonable . Es un ejercicio más coherente que el que Trump llevó a cabo el martes en Londres, cuando arremetió contra Schiff y lo tildó de "ser humano desquiciado".

La Comisión de Justicia de la Cámara de Representantes asumirá la responsabilidad de llevar la investigación demócrata a su primer destino aparentemente inevitable: la votación, antes de Navidad , para que el pleno de la cámara decida si se le sigue juicio político a Trump.

La Comisión oirá a cuatro profesores de Derecho Constitucional, tres convocados por los demócratas y uno por los republicanos, en la primera prueba de la capacidad de Jerry Nadler, presidente de dicho órgano, para llevar un proceso tan disciplinado y contundente como el que Schiff presidió en las audiencias televisadas.

La misión del órgano será redactar las causales de destitución con base en el documento que Schiff entregó, los fundamentos para determinar que la conducta del presidente entra en el estándar de "cohecho, traición y delitos y faltas graves" y proceder con la destitución.

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Una acusación audaz y grave

En específico, en el informe de Schiff se afirma que Trump y una banda de altos funcionarios —más de los que se pensaba anteriormente— y colaboradores trataron de coaccionar a Ucrania para que investigara al posible rival político de Trump, Joe Biden y, en efecto, le pidieron a un poder extranjero que interfiriera en las elecciones de Estados Unidos. Es más, el informe indica que Trump condicionó una visita a la Casa Blanca y un paquete de ayuda militar por 400 millones de dólares a que se abriera una investigación sobre Biden y sobre una teoría de conspiración que postula que los ucranianos interfirieron en las elecciones de 2016.

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Cuando esto se supo, Trump emprendió una campaña categórica para encubrir el ardid que, según el informe, se ideó en lo más alto.

Luego, presentando un argumento más amplio y elevadísimo, el informe demócrata pretende poner la conducta de Trump en un contexto filosófico y lo compara con las expectativas de la presidencia misma.

La audacia y la gravedad de las acusaciones contra Trump, en términos históricos y constitucionales, es impactante.

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"Ningún otro presidente ha desacatado abiertamente la Constitución y el poder de supervisión del Congreso a este grado", señala el informe. "Ningún presidente se ha adjudicado el derecho de negarle a la Cámara de Representantes la facultad de llevar a cabo un proceso de destitución, de controlar los alcances de una facultad otorgada exclusivamente a la Cámara y de prohibir toda cooperación del Poder Ejecutivo".

"Hasta el presidente Richard Nixon —quien obstruyó al Congreso al negarse a entregar pruebas clave— aceptó la autoridad del Congreso para llevar a cabo una investigación para el proceso de destitución y permitió que sus colaboradores y asesores entregaran documentos y declararan ante las comisiones legislativas".

Como advertencia de que si no se detiene a Trump ahora, podría cometer nuevos delitos contra el estado —o sentar las bases para la llegada de un presidente mendaz—, el informe detalla los fundamentos teóricos claros para la destitución, aunque no se lo puede considerar una recomendación.

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El caso es particularmente grave cuando se relaciona con lo que, según la Comisión de Inteligencia, es la obstrucción sin precedentes de Trump a la responsabilidad que el Congreso tiene de supervisar.

"El daño a nuestro sistema de frenos y contrapesos y al equilibrio del poder entre nuestros tres poderes será duradero y potencialmente irrevocable si no se controla la capacidad del presidente de obstruir al Congreso", señala el informe.

"Cualquier presidente futuro se sentirá con derecho a resistir una investigación sobre sus propias irregularidades, ilícitos o corrupción y el resultado será una nación en mayor riesgo de que las tres cosas ocurran".

'No es causal de destitución'

Las audiencias en la Comisión de Justicia son la oportunidad para que los demócratas presenten un argumento agudo que convenza al pueblo estadounidense y que dañe irrevocablemente a Trump en lo político, incluso si el Senado, encabezado por los republicanos, lo exonera en un juicio político.

Dado que Trump tiene un control casi místico de los legisladores republicanos y el apoyo vehemente de sus bases, es poco probable que un argumento tan completo como este triunfe sobre un país polarizado irremediablemente por su presidente.

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En su argumento de refutación al informe demócrata, los republicanos de la cámara baja sostuvieron que nada de lo que Trump, sus colaboradores o su abogado personal, Rudy Giuliani, hayan hecho en Ucrania fue un abuso de autoridad.

Trump argumenta que todo es un "timo" e ignora las críticas a su llamada del 25 de julio, en la que presionó al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski , diciendo que su conducta fue perfecta.

Sin embargo, mientras acusan a los demócratas de privar a Trump de sus derechos y de arreglar la investigación en su contra, los republicanos no han presentado una refutación completa de los hechos. Se han unido a la campaña de desinformación y engaños de Trump con el objeto de devaluar los hechos y de generar ambigüedad para confundir a los electores que no conocen bien los detalles.

Es una estrategia, conducida en alianza con los medios populistas conservadores de Trump, que el presidente de Estados Unidos usó por primera vez durante la investigación de Robert Mueller y que logró amortiguar el efecto político de sus hallazgos.

Algunos republicanos están adoptando un enfoque más limitado en sus argumentos en contra de la destitución.

¿En qué consiste el proceso de destitución presidencial en Estados Unidos?

Jim Sensebrenner, diputado republicano por Wisconsin que respaldó la destitución de Bill Clinton, hace dos décadas, se centró estrechamente en la llamada telefónica de Trump a Zelenski.

"No creo que el presidente esté cometiendo una infracción causal de destitución", dijo Sensebrenner a Jake Tapper, de CNN.

"Ningún presidente debería estar por encima de la ley… tampoco debería estar por debajo de la ley", dijo Sensebrenner.

No obstante, los demócratas argumentan en su informe que la llamada fue el "crescendo dramático" de una conspiración de varios meses contra Ucrania, perpetrada por el equipo de Trump.

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