Así, el 31 de enero, tres años y medio después del referéndum de 2016 en que 52% de británicos votó por el brexit, el Reino Unido pondrá fin a 47 años de tumultuosa relación con la UE.
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Y el bloque, por primera vez en su historia, perderá un país miembro y ganará un poderoso competidor comercial y financiero a sus puertas.
Una mayor desregulación
Carismático y controvertido, Johnson, de 55 años, que antes que primer ministro fue canciller y alcalde de Londres, acumuló los reveses políticos y judiciales en los primeros meses de su mandato, cuando heredó el frágil gobierno minoritario de May.
Pero triunfó donde ella había fracasado: logró renegociar con la UE un acuerdo que los 27 afirmaban inmutable y, después, impulsado por unos votantes hastiados del bloqueo político, logró los 365 diputados que, en una cámara de 650 , le permiten aprobar lo que se le antoje.
La oposición, liderada por un Partido Laborista en busca de nuevo líder tras sufrir su peor derrota electoral desde 1935, afirma que el acuerdo de brexit será utilizado como "un ariete" para llevar a cabo una mayor desregulación.
Pero no logró enmendarlo y, con los laboristas sumidos en una crisis de identidad, en los últimos días tampoco lo intentó con mucha convicción.
El acuerdo, que permite un divorcio suave y una transición hasta diciembre de 2020 para evitar rupturas abruptas y negociar la futura relación, debe ser también ratificado por el Parlamento Europeo.