Según la Oficina Nacional de Estadísticas británica (ONS), en el Reino Unido hay cerca de 8,5 millones de personas categorizadas como "económicamente inactivas", una clasificación distinta a "desempleado".
Entre ellas, 2.3 millones son estudiantes; 2.1 millones son enfermos de larga duración; 1.9 millones están cuidando a otras personas; 1.1 millones están retiradas antes de los 65 años y 160,000 son enfermos de corta duración. Otras 33,000 son "trabajadores desalentados" que han dejado de buscar empleo y 947,000 están clasificados como con "otras" razones para no trabajar.
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La portavoz de Interior de la oposición laborista, Diane Abbott, advirtió de que va a ser difícil que las empresas británicas "atraigan a los trabajadores que necesitamos en todos los niveles de cualificación" debido al "ambiente hostil" al que en su opinión somete el Gobierno a todos los inmigrantes.
La portavoz liberaldemócrata Christine Jardine indicó por su parte que la propuesta del Gobierno está basada en la "xenofobia" y no en "las necesidades sociales y económicas del país". También criticó los planes del Ejecutivo la líder de la organización favorable a la permanencia del Reino Unido en la UE, Naomi Smith.
"A las compañías se les está exigiendo con urgencia que eliminen los puestos de trabajo peor pagados con tecnología y automatización, pero la verdad es que muchos trabajadores con bajos salarios no pueden ser reemplazados por máquinas, al menos no en el sector asistencial", sostuvo Smith.
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Desde Escocia, la ministra principal de la región británica, Nicola Sturgeon, afirmó que el futuro sistema será "devastador" para su economía. Sturgeon afirmó que Escocia tiene una población envejecida que necesita mano de obra extranjera para sustentar su mercado laboral y que los cambios en la política migratoria complicarán la llegada de nuevos trabajadores.
Con información de Reuters, EFE y AFP