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La Guerra Fría de las vacunas contra el COVID-19: ¿qué está en juego?

Estados Unidos, China, Rusia y Reino Unido se han colocado en la delantera en la carrera por obtener primero un compuesto efectivo frente a la pandemia.
jue 06 agosto 2020 05:04 AM
Una lucha monetaria
Estados Unidos ha invertido en el desarrollo de vacunas como la de Moderna, aunque también ha llegado a millonarios acuerdos con farmacéuticas para asegurar sus dosis.

La guerra por encontrar una nueva vacuna contra el COVID-19 no solo se está peleando desde los laboratorios de las principales farmacéuticas y universidades del mundo, sino que ha tomado un tinte cada vez más político, que ha incluido incluso acusaciones de espionaje.

Estados Unidos, China, Rusia y Reino Unido son los países que protagonizan la carrera por desarrollar una vacuna segura y efectiva para terminar con la pandemia de coronavirus SARS CoV-2, que ha hundido a la economía mundial en una recesión solo comparable con la Gran Depresión de 1929.

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Quien desarrolle una vacuna ganara un enorme poder de influencia en el mundo, así como un negocio farmacéutico millonario, señalaron expertos en Relaciones Internacionales consultados por Expansión.

A diferencia de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la entonces URSS establecieron una carrera armamentista, ahora estos países - y otras potencias- pelean por un desarrollo biotecnológico que está desafiando al desarrollo tradicional de vacunas.

"Creo que la vacuna es ahora, lo que las armas de fuego fueron a la Segunda Guerra Mundial", aseguró la coordinadora de la licenciatura en Negocios Internacional de la Universidad Iberoamericana, Aribel Contreras.

Los mismos países hacen referencias al mundo bipolar de la segunda mitad del siglo XX para referirse a este momento. Los rusos, que han aprobado la fabricación de una primera vacuna, no han dudado en referirse a este hecho como "un momento Sputnik", en una clara comparación a la carrera espacial con Estados Unidos.

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Una cuestión millonaria

Contreras y Adán Miguel Rodríguez Pérez, académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autonóma de México (UNAM), coinciden en que el primer país que encuentre una vacuna efectiva ganará una enorme influencia geopolítica, así como grandes beneficios económicos, derivados de la fabricación y venta del compuesto.

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"Estamos viviendo una pandemia en la que las tensiones geopolítica se centran en la obtención de una vacuna. Quien logre tener una vacuna efectiva no solo gana prestigio, sino que gana un negocio muy importante en la industria farmacéutica", explicó Rodríguez Pérez en entrevista.

El académico de la UNAM explica que hay cuatro grupos que controlan la producción de las vacunas en el mundo: GSK, MSD, Pfizer y Sanofi. De estos grupos, solo la estadounidense Pfizer ha desarrollado, en conjunto con la biotecnológica alemana BioNTech una vacuna que se encuentra en las últimas fases de investigación.

Sin embargo, ni GSK ni Sanofi quieren quedar fuera de la vacuna y han anunciado acuerdos para el desarrollo de la vacuna con Estados Unidos.

El profesor explica que hay muchos recursos en juego, pues se calcula que el desarrollo de la vacuna ha recibido una inversión de 25,000 millones de dólares. Por su parte, la académica de la Ibero dijo que el desarrollo de un compuesto seguro también es una manera de recuperar la inversión.

"Es una forma de que lo que invirtieron, que se les regrese y que no sea puro dinero invertido en investigación. Cuando se genera una vacuna o un medicamento, aunque se vaya de la mano del laboratorio, mucho del dinero es público, por lo que los países buscan tener a largo o mediano plazo una retribución", dijo Contreras.

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El Reino Unido ha hecho una gran inversión en las vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, aproximadamente, por 130 millones de dólares, Estados Unidos es quien le lleva la delantera, con una inyección de 1,000 millones de dólares.

El gobierno de Donald Trump ha realizado una inversión de más de 9,400 millones de dólares en la vacuna, más de una tercera parte de la inversión total realizada en todo el mundo.

El riesgo de ser el salvador del mundo

Obtener la vacuna, como se mencionó arriba, implicará tener un mayor dominio en el mundo, ya que el país que alcance esta meta será visto "como un salvador del mundo", dijo la académica de la Ibero.

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"¿Qué significa una vacuna? Significa poder mostrar la hegemonía, los recursos económicos y mostrarle al mundo quién es quién", resumió Contreras.

Por ello muchos países muestran prisa por acelerar el proceso lo más posible. En China y Reino Unido, las vacunas pudieron integrar las fase 1 y 2 de ensayos clínicos sin una etapa intermedia de por medio, lo que agiliza el proceso de investigación.

Sin embargo, quien más ha acelerado el proceso es Rusia. El Ministerio de Defensa, encargado del desarrollo de la vacuna, anunció el 1 de agosto que daba por finalizadas las investigaciones de una primera vacuna, por lo que estaba listo para otorgar el permiso de fabricación.

A diferencia de otras vacuna, el desarrollo del Instituto Nikolai Gamaleia no ha sido documentado, por lo que es imposible comparar sus resultados.

"Una de las grandes críticas que se le hace a Rusia es que si esta vacuna, que dice que está lista para producir a corto plazo y que es 100% segura, no es segura, será el desprestigio total para Rusia en términos científicos y médicos", señaló Rodríguez Pérez.

Sobre el desarrollo de vacunas en China, tanto Contreras como Rodríguez Pérez puntualizan que está muy relacionado con una operación de lavado de imagen ante la comunidad internacional después de comunicar a destiempo sobre el surgimiento del SARS CoV-2.

"Los chinos ven la vacuna no solo como una parte de su seguridad nacional, sino como una parte de su diplomacia para poder posicionarse ante el mundo tras las miles de críticas que ha recibido por no informar oportunamente del desarrollo del COVID-19 en la provincia de Hubei", de acuerdo con el profesor de la UNAM.

"En el caso específicamente de China, estoy convencida que el gobierno trae un tema de culpa porque no informó al mundo a tiempo, porque le ocultó información", mencionó por su parte la académica de la Universidad Iberoamericana. El desarrollo de una vacuna "es una forma de querer sanar lo que ellos involuntariamente ocasionaron".

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La distribución, la próxima batalla

Una vez que una o varias vacunas reciban la aprobación de los reguladores de sus países y de otros para ser fabricadas, la batalla será por la distribución de la misma por el mundo.

Ya varias naciones ricas están llegando a acuerdos millonarios con las farmacéuticas para asegurarse las dosis necesarias para su población.

El viernes 31 de julio, las farmacéuticas Sanofi y GSK anunciaron un contrato con Estados Unidos por más de 2,000 millones de dólares para el desarrollo de esos remedios. Y pocas horas después, la Comisión Europea anunció que reservaba 300 millones de dosis de esa futura vacuna, que podría estar lista en 2021.

El miércoles, Canadá anunció la firma de dos acuerdos con las farmacéuticas estadounidenses Pfizer y Moderna para obtener vacunas contra el COVID-19 en 2021.

Ottawa acordó con esas empresas el suministro de millones de dosis, pero las vacunas está aún en desarrollo, en tanto el gobierno mantiene negociaciones con otros potenciales proveedores, dijo en conferencia de prensa Anita Anand, ministra de Servicios Públicos y Aprovisionamiento de Canadá.

Regiones más pobres, como América Latina y especialmente África, pueden salir perdedoras de toda esta guerra si la ONU no se pone firme, dijo Contreras.

"Ese va a ser el gran desafío de la ONU, que sin importar cuál finalmente sea la primer vacuna se comience a producir y distribuir fuera del país del descubrimiento", explicó la especialista, quien recordó que México ha promovido en la Asamblea General del organismo que la vacuna sea considerada un bien público global.

"Esto sin considerar otros elementos geoeconómicos, las vacunas son muy caras y para países con economías deprimidas va a ser todo un tema", recordó la especialista.

Seth Berkley, director ejecutivo de la alianza de vacunas GAVI, uno de los líderes del proyecto COVAX diseñado para garantizar un acceso global justo a las vacunas para el COVID-19, dijo a la agencia Reuters el 27 de julio que no hay un precio objetivo específico y que buscaría negociar valores escalonados para los países más ricos y aquellos más pobres.

Berkley rechazó los comentarios de fuentes de la Unión Europea que la semana pasada dijeron que COVAX apuntaba a un precio de 40 dólares por las vacunas para los países ricos. Las fuentes del bloque sostuvieron que Europa buscaría asegurar acuerdos más baratos fuera del esquema COVAX.

"Hubo una gran variedad de números, y ellos (las fuentes de la UE) obtuvieron el mayor número", dijo Berkley en una entrevista con Reuters, en la que agregó que en una presentación ante representantes de la UE, los funcionarios de COVAX habían dado "una gama de precios diferentes".

"Y ese (40 dólares) fue el precio máximo en el rango para países de altos ingresos, en lugar de un precio establecido", destacó.

Mientras se encuentra un acuerdo, algunos países de América Latina y están asegurando sus dosis con la participación en pruebas clínicas. Brasil participa en la fase III de las vacunas de Sinopharm y AstraZeneca. Sudáfrica también participa con AstraZeneca. México firmó un acuerdo para participar en las pruebas de la farmacéutica francesa Sanofi, programadas para 2021.

Además, México y Brasil están haciendo sus propios proyectos de vacunas.

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