“Las cosas no van bien”, advirtió ya el 27 de julio Fernando Simón, el portavoz del gobierno para la pandemia, el homólogo español de Hugo López-Gatell. Simón alertó entonces que el 32% de los rebrotes estaban relacionados con el ocio, las discotecas y las reuniones familiares.
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Los nuevos contagios ya rondaban los 2.000 al día a finales de julio. La pendiente volvía a empinarse.
Empezó agosto y un DJ fue grabado en vídeo escupiendo alcohol al público en un club nocturno en Málaga. En las imágenes se veía a jóvenes sin cubrebocas y sin mantener sana distancia. El local fue clausurado y dos semanas después se ordenó que todos los bares cerraran a la 1 de la mañana.
Ahora, los jóvenes son el grupo más afectado. Las personas de 15 a 29 años representaban en agosto el 25.2% de los contagios, cuando que eran sólo un 6.1% de los positivos a comienzos del verano.
Otro factor que ha disparado el número de casos ha sido la temporada agrícola en la comunidad Aragón. Y es que miles de agricultores, muchos de ellos inmigrantes indocumentados, llegaron a esta región del noreste de España al comienzo del verano para recoger fruta o trabajar en mataderos.
Los agricultores y ganaderos han sido criticados por no dar un hospedaje adecuado a los trabajadores extranjeros, por lo que se amontonaron en campamentos improvisados que no cumplían con los requisitos mínimos de salubridad. Esta situación contribuyó a la propagación del virus por Aragón.