"Tenemos que recordar que la regulación y el control de las elecciones presidenciales se hace a nivel local, cada estado tiene el control", indicó Pérez de Acha.
Sobre el voto por correo, el analista destacó que hay estados como Washington y Utah, que tienen sistemas bastante robustos y bien preparados, mientras que otros como Georgia son "un desastre".
"Se sabe que la cantidad de votos por correo va a ser descomunal y todo esto ya está generando juicios: sobre cómo va a ser la regulación, cómo se van a establecer los controles, cómo se va a hacer el conteo", explicó.
Pérez de Acha aseguró que las intenciones del presidente Trump al declarar que se prepara un fraude están muy claras: "Donald Trump no pretende ganar las elecciones desde un punto de vista electoral, lo que Donald Trump quiere es ganar las elecciones desde el punto de vista judicial y por eso su afán de tener controlada la Corte Suprema".
Bendreff matiza un poco y afirma que la estrategia que persigue el presidente con este tipo de anuncios no es llevar la elección a los tribunales, sino impulsar la participación de su base más leal, así como intimidar a los votantes.
"En las cámaras alta y baja, el Partido Demócrata y el Partido Republicano se unieron para decir que van a aceptar los resultados. El poder legislativo va aceptar los resultado y el ejecutivo no va a poder hacer nada. Lo que busca con ese discurso es intimidar a los votantes, sobre todo a los indecisos y decir 'más vale que votes por mí porque va a haber problemas'".
El investigador de La Salle insistió que presidente tendrá que cambiar su estrategia después de recibir el diagnóstico de COVID-19 y eso incluirá detener las amenazas a los electores.
"Lo que acaba de pasar demuestra que es una persona como cualquiera, que le afectan los problemas que todos nosotros tenemos. A fuerza tiene que cambiar el discurso, porque sino serían como mandar un mensaje de que ya no hay más. No hay un discurso de confrontación para un presidente que la enfermedad ya lo atacó".