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Pedro Castillo y Keiko Fujimori se disputarán la presidencia de Perú

El candidato de extrema izquierda y la hija del dictador Alberto Fujimori se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones del país sudamericano, confirman los últimos recuentos.
mar 13 abril 2021 01:16 PM
El profesor Pedro Castillo, de izquierda radical, y la candidata de la derecha populista Keiko Fujimori están a punto de asegurar su pase a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú. Son muestra de la división y de la polarización política que vive Perú, un país que ha sufrido varias crisis política recientes, la última en noviembre de 2020.
Con solo 19.09% de los votos, Pedro Castillo encabeza los resultados de las elecciones del domingo en Perú. Keiko Fujimori, con 13.35% de los votos, ocupa el segundo lugar.

El profesor Pedro Castillo, de izquierda radical, y la candidata de la derecha populista Keiko Fujimori están a punto de asegurar su pase a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú.

Con el recuento de las actas al 95.7% de las elecciones generales celebradas este domingo, Castillo recibe 19.09% de los votos, mientras que Fujimori se consolidó como segunda, con 13.35%.

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El ultraderechista Rafael López avanzó a la tercera posición, con 11.68 %, y desplazó al cuarto lugar al economista Hernando de Soto, que recibió 11.64 % de la votación.

A estos candidatos les siguen el centro izquierdista Yonhy Lescano, con 9.1%; la izquierdista Verónika Mendoza, con 7.8%; el empresario César Acuña, con 6.06%, y el exministro Daniel Urresti, con 5.66%.

Tras haber avanzado a buen ritmo, se considera que el recuento de los votos aún pendientes será más lento porque se deben resolver problemas en las actas, así como las que hayan sido observadas o impugnadas por los representantes legales de los partidos.

Castillo y Fujimori deberían medirse en una segunda vuelta el 6 de junio.

Los resultados oficiales tras el conteo de todos los votos en primera vuelta serán conocidos hasta inicios de mayo, según el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Porge Luis Salas.

"Tenemos que darle prioridad a la situación de las fórmulas presidenciales para resolver esta incertidumbre, que es lo que le interesa al país", remarcó Salas en la cadena estatal TV Perú.

El nuevo gobernante peruano asumirá el poder el 28 de julio con el reto de superar la emergencia sanitaria que no da tregua, con cifras récord de contagios y decesos en los últimos días, una profunda recesión económica y una crisis política que vio desfilar a cuatro mandatarios desde 2018.

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Un candidato desde la izquierda antiestablishment

"El cambio y la lucha recién comienzan", dijo Castillo, que durante la campaña prometió cambios profundos y "no parches o reformas" como proponían, según él, los otros candidatos de izquierda.

Este maestro de escuela de 51 años salió del anonimato en 2017 al dirigir a miles de colegas en una prolongada huelga nacional, pero solo comenzó a figurar con posibilidades en los sondeos hace ocho días, tras recorrer silenciosamente el país y tener buen desempeño en los debates electorales por televisión.

"Con Castillo tenemos una izquierda antiestablishment, conservadora en lo social y que rechaza la economía de libre mercado", dijo a la AFP el politólogo Carlos Meléndez, quien anticipa un "balotaje complicado”.

"Lastimosamente nos sorprendió lo de Castillo y estamos pues preocupados, pero a la vez, también, viendo que realmente el país está dividido", indicó a la AFP la limeña Rumi Cahuana, de 38 años.

Castillo llamó a los grupos sociales y organizaciones nacionales a entablar un diálogo, para el que pidió que "no se asusten" y se sienten "a conversar".

"Hablemos desde las propuestas, hablemos desde lo que uno necesita. Yo sigo sosteniendo que el Perú necesita un cambio estructural para ya no seguir polarizando al país", afirmó el candidato desde la región norteña de Cajamarca, donde reside.

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El representante del partido Perú Libre aseguró que, tras el resultado de los comicios, se siente "tranquilo" y que durante su campaña para la segunda vuelta no habrá "ninguna agresión" de su parte.

"Pero sí veo un escenario político en una segunda vuelta de que esto es una competencia entre los ricos y los pobres, entre la opulencia y el mendigo Lázaro, y veo también una lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo", enfatizó.

Detrás de Castillo está muy visible el rostro del fundador y secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, que fue suspendido como gobernador de la céntrica región de Junín tras ser condenado a 4 años y 8 meses de prisión, una sentencia que ha recurrido a la Corte Suprema.

Cerrón fue condenado por negociación incompatible y aprovechamiento del cargo en una obra de saneamiento donde pagó 47,000 soles (unos 13,000 dólares) a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), cuando la Fiscalía consideró que su valor debía haber sido de 40,000 soles (11,000 dólares).

Una vieja conocida

Fujimori, hija y heredera política de expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), personifica la política que aborrece Castillo y además es percibida por muchos como la causante directa de la enorme inestabilidad política vivida en Perú en los últimos cinco años después de que no reconociese su derrota electoral en 2016.

La candidata del partido de derecha autoritaria Fuerza Popular también representa la corrupción que pesa como una lacra sobre el país, pues ha sido imputada por presunto lavado de dinero en sus anteriores campañas electorales, lo que le llevó a prisión preventiva durante 15 meses entre 2018 y 2020.

La candidata de 45 años, que se postula por tercera vez a la presidencia —perdió dos balotajes ante Ollanta Humala en 2011 y Pedro Pablo Kuczynski en 2016— parte esta vez en una posición más comprometedora, por las acusaciones de corrupción que pesan en su contra.

La fiscalía la investiga por el escándalo del gigante brasileño de la construcción Odebrecht.

La fiscalía quiere llevarla a juicio y anunció el 11 de marzo que pedirá una pena de 30 años de prisión por los presuntos delitos de "crimen organizado, lavado de activos, obstrucción a la justicia".

De ganar la presidencia, solo podría ser enjuiciada al finalizar su mandato de cinco años.

Fujimori es defensora a ultranza de la economía de mercado practicada en Perú como un dogma desde el mandato de su padre, con una intervención mínima del Estado y enfocada en poner las menos trabas y reglas posibles a la inversión privada con la idea de que esta sea la principal fuente de trabajo e ingresos de la población.

Es la permanencia de este modelo lo que está en juego, pues si bien la pobreza se ha reducido notablemente en los últimos 30 años, las desigualdades no se han reducido.

Así lo ven mayoritariamente las comunidades rurales como las de Castillo, donde están las minas o yacimiento petrolíferos en los que instalan empresas extranjeras de las que no perciben un beneficio directo de su presencia, pues muchas veces el canon pagado por esas compañías es malgastado por las autoridades locales.

Al volver a exaltar el legado de su padre en pacificar el país y sentar la senda del crecimiento económico, Keiko Fujimori también carga la pesada mochila de los delitos de lesa humanidad y corrupción por los que fue condenado a 25 años de prisión, en los que jugó un papel clave su superasesor Vladimiro Montesinos.

Actualmente Montesinos está en prisión cumpliendo condena por una multimillonaria malversación de fondos públicos en numerosos actos de corrupción como la compra de la línea editorial de diarios, de congresistas opositores, así como tráfico de armas.

Polarización

Entre Castillo y Fujimori se anticipa "una segunda vuelta polarizada", dijo el jefe de Ipsos Perú, Alfredo Torres.

"Ambos tienen bastante antivoto. Hay un sentimiento antifujimori en un sector de la población y en otro hay un sentimiento anticomunista".

"El anticomunismo se debe a la experiencia terrible con [la guerrilla maoísta de] Sendero Luminoso [...] y en alguna medida también se debe a la evidencia del fracaso del régimen chavista en Venezuela", indicó Torres a la AFP.

"En Perú hay un millón de emigrantes venezolanos y eso lo perciben como una mala señal los peruanos", añadió.

Para Meléndez "va a ser una segunda vuelta de dos antivotos: el antifujimorismo y el histórico anticomunista".

Pero además habrá un enfrentamiento geográfico, según el politólogo: "La elección deja una división Lima/costa norte versus el resto del país andino y rural".

Los peruanos salieron a votar el domingo para poner fin a un convulso quinquenio en un país sin partidos políticos fuertes y donde las figuras pesan más que la ideología.

En total, 18 candidatos estaban en liza por la presidencia sin ningún favorito.

Además del presidente, los 25 millones de votantes debían renovar los 130 escaños del Parlamento, epicentro de las numerosas crisis recientes.

La última, en noviembre de 2020, llevó a Perú, sacudido por una inestabilidad institucional crónica, a tener tres presidentes en una semana.

Con información de AFP y EFE

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