Además, la incidencia acumulada está claramente a la baja en la región y los nuevos casos han caído un 60 % en el último mes. Pero este progreso es "frágil" y hay precedentes de que una evolución positiva se puede revertir rápidamente.
"Vamos en la dirección adecuada", aseguró Kluge, que pidió "no repetir los errores del año pasado", en referencia a la relajación de las restricciones de cara al verano, que provocaron un repunte de los casos que dio lugar, en otoño, a la segunda ola de la pandemia en el continente.
En los próximos meses, explicó, un aumento de la "movilidad" y de los "contactos interpersonales" pueden provocar un repunte de la transmisión.
Las vacunas y la evolución positiva no deben llevar al triunfalismo ni a la relajación de las medidas de seguridad, de las mascarillas a la distancia de seguridad. Sigue siendo vital el uso masivo del test, la secuenciación, el aislamiento de los enfermos y las cuarentenas preventivas, alegó.
"Las vacunas pueden ser la luz al final del túnel, pero no podemos cegarnos por esa luz", aseguró tras incidir en que tan sólo un 23% de la población de la región europea ha recibido al menos una dosis de la vacuna.
La OMS sigue con atención la evolución de las cuatro variantes más destacadas que ha detectado en Europa, y que denomina "de interés" o "preocupantes".
La dominante en la región es la detectada en primer lugar en Reino Unido, pero la india se ha registrado ya en 26 de los 53 países que componen la región europea de la OMS, y en algunos está ganando terreno, en gran medida debido a viajes internacionales.
Sobre ésta variante la OMS no tiene por el momento datos que permitan hablar de una mayor incidencia sobre menores, como se ha apuntado en algún momento.