El doloroso debate sobre los internados de niños indígenas revive en Canadá
El descubrimiento de una fosa común con 215 niños indígenas en un internado en el oeste del país despertó los fantasmas del pasado racista y de genocidio cultural canadiense.
"Se vieron obligados a cortar los lazos con sus familias", dijo a la AFP un estudiante de la escuela Collines d'Or en Kamloops, en el oeste de Canadá. Con sus compañeros, grabó el jueves una "postal sonora" sobre la trágica historia de las escuelas residenciales regenteadas por la Iglesia Católica donde perecieron miles de niños indígenas.
Tras el anuncio por parte de la comunidad de Tk'emlúps te Secwépemc del descubrimiento de 215 tumbas de niños cerca del internado Kamloops Native, pocos kilómetros al sur del colegio Collines d'Or, la profesora Bonnie Antoine sugirió a sus alumnos que redactaran juntos un texto contando la historia de estas instituciones.
El descubrimiento de los restos de centenares de niños indígenas canadienses en una antigua residencia escolar de la localidad de Kamloops, en el oeste de Canadá, en el que los aborígenes fueron internados a la fuerza durante casi 80 años, ha vuelto a dejar al descubierto la dolorosa herida del pasado racista y de genocidio cultural del país norteamericano.
El viernes 28 de mayo, Rosanne Casimir, jefa de los tk'emlúps te secwépemc, un grupo indígena de la provincia de la Columbia Británica, en el oeste de Canadá, confirmó en una rueda de prensa que gracias al uso de un radar de penetración de terreno se habían localizado los restos de 215 niños en la antigua residencia escolar de Kamloops.
El bullicio del patio de recreo del colegio Collines d'Or da paso a un silencio solemne, solo atravesado por el canto de los pájaros, cuando 18 estudiantes de unos 12 años se turnan frente al micrófono.
"Nosotros, los niños francófonos de Kamloops, deseamos rendir homenaje a los niños desaparecidos del antiguo internado ubicado en nuestra ciudad, en el territorio no cedido de la Primera Nación Secwepemc", comienza el texto, citado por la agencia AFP.
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En sencillas palabras, explican luego el abuso sufrido por los niños indígenas separados de sus padres y obligados a vivir en estos internados administrados por la Iglesia Católica y el gobierno canadiense, que pretendía aislarlos de su cultura para inculcarles en ellos valores occidentales.
"Los padres de estos jóvenes se vieron obligados a enviar a sus hijos a estas escuelas, de lo contrario el gobierno los encarcelaba", continúan.
En total, se estima que 150,000 niños ingresaron a este sistema dirigido por la iglesia en nombre del gobierno canadiense. Muchos de ellos, luego de ser separados de sus familias y obligados a adoptar un nombre europeo, sufrieron abusos y miles de ellos desaparecieron, según el informe de una comisión investigadora.
"Se les cortó el pelo, se les prohibió hablar su lengua tradicional y bailar. También se les obligó a cortar lazos con las familias. El objetivo de estas instituciones era 'matar al indio en el niño'", denunciaron los estudiantes.
Casimir declaró a la agencia EFE que el hallazgo confirma la "historia oral" recogida por el grupo desde hace varias generaciones sobre niños desaparecidos en la zona, situada unos 350 kilómetros al noreste de la ciudad de Vancouver, y confirma las sospechas sobre lo acontecido en la residencia escolar de Kamloops.
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El internado, un complejo que en su momento fue la mayor instalación del sistema de residencias escolares impuesto por Canadá a la población indígena, empezó a funcionar en 1890 y cerró sus puertas en 1969.
La institución, situada en el territorio histórico de los tk'emlúps te secwépemc y que fue gestionada por la Iglesia católica, llegó a albergar cada año hasta 500 niños procedentes de comunidades indígenas.
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Kamloops fue una de las miles de residencias escolares, las autoridades canadienses nunca han confirmado el número de internados que crearon y que fueron gestionados en su mayoría por organizaciones religiosas pero que se estima entre 3,000 y 6,000, repartidas por todo el territorio para asimilar a la población indígena.
Por ellas, pasaron decenas de miles de niños, se calcula que unos 150, 000 o el 30% de la población infantil indígena.
"Noticias como ésta recuerdan a los supervivientes (...) las tremendas pérdidas que sufrieron mientras estaban en la escuela y después de dejarla", explica a la AFP Tricia Logan, directora de investigación del Centro para la Historia y el Diálogo de los Internados para Indígenas de Vancouver, la mayor ciudad de Columbia Británica, en la costa oeste canadiense.
Y "en las familias separadas por la fuerza, las repercusiones son enormes para los supervivientes, sus hijos, nietos y bisnietos", añade.
El hallazgo de los restos a través de un georradar por parte de la etnia Tk'emlúps te Secwépemc, en Kamloops, provocó desde la semana pasada una ola de conmoción e indignación en todo el país.
A modo de protesta, se colocaron zapatos de niño frente a estatuas o iglesias en todo Canadá, y se celebraron ceremonias y vigilias con velas.
El Parlamento federal programó un debate sobre la cuestión para el martes por la noche, mientras que el primer ministro Justin Trudeau prometió el lunes medidas "concretas" para ayudar a los pueblos originarios.
Logan afirma que el descubrimiento de los restos sacó a la luz una parte de la historia que muchos canadienses desconocen.
"Hay un segmento de la sociedad canadiense que niega la existencia de estas escuelas o que niega que lo que ocurría en ellas era negligencia o abuso", señala la experta.
"No creo que la noticia haya sido una sorpresa para los supervivientes y sus familias, pero las nuevas revelaciones sobre estas escuelas agravan su trauma", subrayó.
A los niños indígenas no se les permitía hablar sus lenguas ni practicar sus tradiciones. Cuando visitaban a sus familias en las fiestas cristianas, algunos no pudieron comunicarse con sus seres queridos debido a la pérdida de su lengua.
Las escuelas infrafinanciadas y mal equipadas eran un caldo de cultivo para enfermedades como la tuberculosis, la gripe y la neumonía. Los supervivientes también hablan de desnutrición y de una alimentación culturalmente inadecuada. Los internados fueron escenario de brutales castigos, violaciones, abusos y torturas.
"Estas escuelas tenían un índice notoriamente alto de abusos sexuales y físicos, enfermedades, desnutrición y negligencia que contribuyeron a la alta tasa de mortalidad", señala Logan.
En 2015, el informe de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Canadá, creada en 2008 para investigar y denunciar el sistema de residencias escolares, concluyó que el país norteamericano utilizó los internados como herramienta para cometer un "genocidio cultural".
"Durante más de un siglo, los objetivos centrales de la política de Canadá hacia los aborígenes fueron eliminar gobiernos aborígenes; ignorar los derechos aborígenes; terminar los tratados y, a través de un proceso de asimilación, causar que los pueblos aborígenes cesasen de existir en Canadá como entidades diferenciadas legal, social, religiosa y radicalmente”, señaló la Comisión en su informe final.
"El establecimiento de las escuelas residenciales fue un elemento central de esta política, que puede ser descrita mejor como 'genocidio cultural'", añadió.
Para realizar su trabajo, la Comisión entrevisto a miles de supervivientes de las escuelas residenciales. Sus testimonios describen los abusos físicos, psicológicos y sexuales que muchos de ellos sufrieron en los internados. Canadá incluso utilizó a los niños para realizar experimentos "científicos" sobre malnutrición.
La Comisión también concluyó que 1 de cada 50 niños enviados a las residencias escolares durante los casi 120 años de operación del sistema, murieron en las instituciones, alrededor de 3,200 niños. En el caso de la residencia escolar de Kamloops, la Comisión confirmó la muerte de 51 niños durante los años que estuvo en funcionamiento.
Misteriosas desapariciones
Como resultado, murieron al menos 4,100 niños, según las últimas cifras actualizadas de un impactante informe publicado en 2015. El número total de niños muertos podría incluso superar los 6,000, según la comisión.
El descubrimiento de 215 cadáveres en Kamloops podría ser el primero de muchos más, según varios expertos.
El jefe indígena Harvey McLeod, del grupo Upper Nicola cuyo territorio se sitúa unos 200 kilómetros al sureste de Kamloops, fue uno de los niños que fue forzado a vivir en la residencia escolar de Kamloops.Tras el anuncio por parte de la comunidad de Tk'emlúps te Secwépemc del descubrimiento de 215 tumbas de niños cerca del internado Kamloops Native, pocos kilómetros al sur del colegio Collines d'Or, la profesora Bonnie Antoine sugirió a sus alumnos que redactaran juntos un texto contando la historia de estas instituciones.
McLeod declaró a la cadena de televisión canadiense CTV cómo algunos de sus compañeros desaparecían de un día para otro sin que nadie supiera qué había pasado con ellos. "Recuerdo que un día estaban ahí y al siguiente habían desaparecido", dijo.
Como señaló a EFE la jefa Casimir, la población indígena sospechaba desde hace tiempo qué había sucedido con los niños desaparecidos.
"Muchas comunidades indígenas de todo Canadá han recibido subvenciones o han financiado independientemente estudios de georradar. Se trata de un trabajo que están iniciando por su cuenta", afirma la investigadora.
"La tarea es enorme y queda mucho por hacer para una estrategia nacional", añade.
"Tenemos mucha historia oral con respecto a niños desaparecidos en toda la nación y en tk’emplús. Tenemos información de generaciones que fue compartida, pero nunca nada que fuera concreto y nada que fuese documentado. Ahora que lo hemos confirmado con el radar de penetración del terreno, vamos a pensar cuáles serán los próximos pasos", explicó Casimir.
Ottawa se disculpó formalmente con los supervivientes de los internados en 2008 como parte de un acuerdo de 1,900 millones de dólares canadienses (1,300 millones de euros).
La Comisión de la Verdad y la Reconciliación recogió varios testimonios de indígenas que afirman que la miseria, el alcoholismo, la violencia doméstica y las altas tasas de suicidio que aún asolan a muchas de sus comunidades son, en gran medida, herencia del sistema de internados.
Piden a Trudeau más que buenas intenciones
Tras el anuncio del macabro descubrimiento, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, colgó en Twitter una declaración en la que señalaba que las noticias del descubrimiento de restos en la antigua residencia escolar de Kamloops le "rompen el corazón".
"Es un doloroso recordatorio de un capítulo oscuro y vergonzoso de la historia de nuestro país. Estoy pensando en todos los afectados por estas horrorosas noticias. Estamos aquí para ayudarlos", continuó Trudeau.
Pero Casimir explicó a EFE que espera que el gobierno federal canadiense ofrezca algo más que palabras bienintencionadas. "Por supuesto queremos que el gobierno federal asuma sus responsabilidades. Por supuesto nos tienen que estar proporcionando asistencia", afirmó Casimir.
De momento, y a pesar del informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, el gobierno canadiense no tiene ningún programa para buscar en las antiguas residencias escolares los restos de los miles de niños indígenas desaparecidos en los internados y son grupos indígenas como los tk'emlúps te secwépemc los que asumen la responsabilidad de las investigaciones.
Organizaciones indígenas y partidos políticos han demandado al gobierno canadiense que busque en antiguos internados gubernamentales los restos de centenares de niños indígenas que desaparecieron en esas instituciones tras el descubrimiento de la fosa común.
Perry Bellegarde, jefe nacional de la Asamblea de Primeras Naciones (APN), que representa a los grupos indígenas de Canadá, solicitó el 31 de mayo que cada una de las decenas de escuelas residenciales que el gobierno canadiense estableció desde 1870 hasta 1996 sea examinada para localizar restos de niños internados en esas instituciones.
Por su parte, el socialdemócrata Nuevo Partido Democrático (NPD) solicitó el lunes un debate de emergencia en la Cámara de los Comunes para tratar el hallazgo de los restos de 215 niños indígenas en la localidad de Kamloops, en el oeste de Canadá, petición que fue secundada por el principal grupo de la oposición, el Partido Conservador.
El líder del NPD, Jagmeet Singh, que tuvo que parar en varias ocasiones la rueda de prensa para controlar sus emociones, declaró que "no es suficiente que el Gobierno federal del Partido Liberal simplemente haga gestos simbólicos. Hay muchas otras (fosas comunes) que tienen que ser halladas. Las comunidades indígenas se merecen justicia y que cada lugar se desvelado".
Expertos de Naciones Unidas urgieron este viernes a Canadá y al Vaticano a realizar investigaciones rápidas y exhaustivas tras el descubrimiento de tumbas sin nombre en un pensionado religioso para niños indígenas en el oeste de Canadá.
"Instamos a las autoridades a realizar investigaciones rápidas y exhaustivas sobre las circunstancias y responsabilidades de las muertes, inclusive análisis forenses de los restos encontrados, y proceder a la identificación y registro de los niños desaparecidos", indicaron los nueve expertos.
Los expertos pidieron a Ottawa hacer investigaciones similares en todos los pensionados para indígenas en Canadá, al indicar que las víctimas tienen derecho a conocer la magnitud de todas las violaciones ocurridas.
"La justicia debe hacer investigaciones criminales sobre todas las muertes sospechosas y acusaciones de tortura y violencia sexual contra niños llevados a los pensionados, y procesar y sancionar a quienes perpetraron los delitos y quienes los ocultaron y estén aún vivos", añadieron.
Entre los expertos figuran los relatores especiales para los derechos de los pueblos indígenas, la explotación de niños, los malos tratos, y el presidente del grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas.
"Es inconcebible que Canadá y la Santa Sede dejen esos crímenes odiosos sin castigo y reparación total", señalaron.