Oficiales de las fuerzas especiales de Guinea mantiene capturado al presidente Alpha Condé desde el domingo. Conquistaron la capital Conakry y disuelto las instituciones, en un golpe de Estado militar que ha sacado del poder a un veterano de la política africana que estaba cada vez más aislado.
Este país de África occidental atraviesa desde hace meses una grave crisis económica y política.
"Decidimos, después de detener al presidente, quien actualmente está con nosotros (...) suprimir la Constitución en vigor, disolver las instituciones y también al gobierno, así como el cierre de fronteras terrestres y aéreas", señaló uno de los golpistas en una declaración que circuló en redes sociales.
Denunciando el "desbarajuste" gubernamental, el jefe de las fuerzas especiales, el teniente coronel Mamady Dumbuya, envuelto en la bandera guineana, prometió ante la televisión nacional "lanzar una consulta nacional para abrir una transición inclusiva y pacífica".
Las fuerzas especiales guineanas afirmaron, con un video como prueba, haber capturado al jefe de Estado Alpha Condé para poner fin al "derroche financiero, la pobreza y la corrupción endémica", y también "la instrumentalización de la justicia y el desprecio de los derechos de los ciudadanos".
Los golpistas difundieron un video del presidente Condé, de 83 años, vestido con jeans y camisa, sentado en un sofá. Según ellos, está bien de salud y es tratado correctamente.
Esto es lo que sabemos sobre el golpe de Estado en Guinea, el segundo en menos de 15 años.
El golpe militar fue llevado a cabo por miembros del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército, después de que a primera hora de la mañana se escucharan fuerte disparos en el centro de la capital y soldados del Ejército tomaran posiciones en las zona antes de que, más tarde, fuera detenido el presidente Condé.
Este golpe de Estado tiene lugar tras meses de grave crisis económica y política en este país de África del oeste, de 12 millones de habitantes, gobernado desde 2010 por el presidente Condé, cada vez más aislado.
Durante décadas, esta nación pobre, pese a sus recursos minerales e hidrológicos, ha sido dirigida desde su independencia en 1958 por regímenes autoritarios o dictatoriales.
El 18 de octubre de 2020, Guinea celebró unos comicios presidenciales en los que Consé se presentó —y ganó— un polémico tercer mandato, no permitido en principio por la Constitución, tras celebrar un referéndum en marzo de 2020 para cambiar la Carta Magna, aprobado con un 91.5% de votos a favor.
Eso provocó violentas protestas de la oposición, y en las últimas semanas el gobierno elevó fuertemente los impuestos para reponer las arcas del Estado y subió el precio del combustible en un 20% provocando una frustración generalizada.
El golpe de Estado desató explosiones de alegría en Conarky, con muchos habitantes coreando “¡Libertad, libertad!, y vitoreando a los militares.
Ste golpe de Estado se suma a otro acaecidos recientemente en países de África subsahariana, como Malí en 2020 y Chad en 2021.
Este no es el primer golpe de Estado que Guinea sufre en los últimos años. El 23 de diciembre de 2008, los militares tomaron el poder sin derramar sangre, al día siguiente del deceso de Lansana. Conté. El gobierno derrocado juró lealtad a la junta presidida por el capitán Musa Dadis Camara.
El 28 de septiembre de 2009, fuerzas de seguridad abrieron fuego en un estadio donde estaban concentrados miles de opositores. Al menos 157 de estos murieron en este episodio, y más de un centenar de mujeres son violadas.
En diciembre, Musa Dadis Camara recibió un disparo en la cabeza de su propio ayudante de campo.
En enero de 2010, el general Sekuba Konaté, presidente interino, firmó un acuerdo que preveía celebrar elecciones presidenciales.
El 7 de noviembre de ese año, el histórico opositor Alpha Condé se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente en ese país. El 19 de julio de 2011 salió ileso de un ataque perpetrado por militares contra su residencia en Conakry.
Fue reelegido el 11 de octubre de 2015, tras una consulta plagada de violencia y acusaciones de fraude.
A fines de 2013, se desató en Guinea la epidemia más mortífera de fiebre hemorrágica Ébola, que provocó hasta 2016 la muerte de más de 2,500 personas en el país.
A partir de octubre de 2019, la perspectiva de un tercer mandato de Condé, en 2020, provocó una protesta que se traduce en la muerte de decenas de civiles.
El 22 de marzo de 2020 se adoptó mediante un referéndum, boicoteado por la oposición, una nueva Constitución propuesta por el propio Condé para postularse para su tercer mandato.
Alpha Condé fue declarado amplio ganador de las elecciones convocadas para el 18 de octubre de 2020, pese a las protestas de su principal adversario, Cellu Dalein Diallo, y otros opositores que lo acusan de estafa.
La toma del poder por parte de los militares ya fue condenada este domingo por parte de la comunidad internacional, como la Unión Africana, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), Naciones Unidas o Francia (exmetrópoli).
Este lunes, en un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, España emplazó a los golpistas a "regresar a sus cuarteles y a respetar la integridad" de Condé, defendiendo "su inmediata puesta en libertad y la restitución en sus funciones constitucionales".
También el lunes, Estados Unidos declaró que "la violencia y cualquier medida extraconstitucional sólo erosionarán las perspectivas de paz, estabilidad y prosperidad de Guinea", al advertir de que "estas acciones podrían limitar la capacidad de Estados Unidos y otros socios internacionales de Guinea para apoyar al país".
Dumbuya, el jefe de las fuerzas especiales, ya pidió el domingo a los socios externos de Guinea"su apoyo moral" y "comprensión" antes de imponer sanciones por el alzamiento y pidió que, antes de hacerlo, "busquen saber si la sanción no ha sido siempre el lote infernal de los guineanos, desde Sékou Touré —el primer presidente de Guinea— hasta Alpha Condé".
El lunes, los golpistas en Guinea que respetarán los contratos económicos y mineros y evitarán cualquier "caza de brujas", en un intento de tranquilizar a los inversores extranjeros y a los guineanos.
Dumbaya aseguró que el comité que ahora está al frente de este importante país productor de bauxita y minerales "respetará todas sus obligaciones" y los "convenios mineros" y seguirá "promoviendo las inversiones extranjeras en el país".
Además prometió un "gobierno de unión nacional" encargado de llevar a cabo una "transición política", sin dar más detalles.
Vestido con su traje militar, el comandante de las fuerzas especiales guineanas tomó la palabra el lunes por la mañana ante los exministros y presidentes de las principales instituciones del país a los que se ordenó asistir a una reunión en el Palacio del Pueblo, sede del Parlamento.
El teniente coronel Dumbuya les pidió que entreguen sus documentos de viaje y sus vehículos de función. Pero aseguró que "no habrá espíritu de odio ni de venganza (...) no habrá caza de brujas".
Los golpistas anunciaron un toque de queda y cerraron las fronteras por aire y tierra.
Un mensaje leído en la televisión el lunes por la mañana informó sin embargo de la reapertura de las fronteras aéreas.
Los militares también se comprometieron a acelerar la liberación de los opositores detenidos por el antiguo gobierno, una decisión muy esperada por sus partidarios.
Éstos, volvieron a insistir en sus comunicados por televisión o en redes sociales sobre una próxima "consulta" a nivel nacional para definir las modalidades de la transición política en este país del África occidental.
La transición será liderada por un futuro gobierno de "unidad nacional", tuiteó este martes el líder del "Comité nacional de unidad y desarrollo" (CNRD), teniente coronel Mamady Dumbuya.
El militar además instruyó al "ministerio de Justicia hoy (lunes) para que contacte con la Fiscalía general, administración penitenciaria y abogados para analizar en profundidad los expedientes de los detenidos políticos para su liberación lo antes posible", de acuerdo a un comunicado televisado el lunes de noche.
El Frente nacional de defensa de la Constitución (FNDC), integrado por movimientos políticos y sociedad civil, que lideró la protesta contra el polémico tercer mandato de Condé, había instado a los habitantes de Conakry a acoger a sus miembros que supuestamente serían liberados a partir del lunes al mediodía.
Pero, pese a una concentración cerca de la cárcel central, aún no hubo liberaciones.
Una coalición opositora liderada por el principal rival de Condé, el ex primer ministro Cellu Dalein Diallo, Alianza nacional para la alternancia y la democracia (ANAD), expresó su apoyo a los militares "en su afán por instaurar una democracia pacífica" en Guinea. Exhortó al CNRD a crear instituciones legítimas capaces de dirigir al país, lograr la reconciliación nacional e imponer el Estado de derecho.
Asimismo, el partido de Diallo, Unión de fuerzas democráticas de Guinea (UFDG), reabrió el lunes su sede en Conakry, clausurada al día siguiente de la reelección de Condé, en octubre de 2020, que rechazó vivamente.
Con información de AFP, EFE y Reuters
