"Y esta es la pregunta del siglo que ambos países deben responder", añadió.
Xi subrayó que las dos partes deben continuar su diálogo sobre el cambio climático, la prevención de epidemias y la recuperación económica mundial, "respetando nuestras diferencias”.
De su lado, el funcionario de la Casa Blanca dijo que el objetivo de la llamada era que la relación entre ambos pueda ser "gestionada de forma responsable" y que las acciones de Estados Unidos no sean "malinterpretadas" por China.
Los intentos de menor nivel para relacionarse con China no han ido bien, especialmente cuando tuvo lugar, en marzo, un airado intercambio entre el Secretario de Estado Antony Blinken y altos funcionarios chinos reunidos en Anchorage, Alaska.
"No hemos quedado muy satisfechos con el comportamiento de nuestros interlocutores", dijo entnces el alto funcionario a la prensa.
Ante este "impasse", "el presidente Biden comprendió la importancia de comprometerse directamente con el presidente Xi", dijo el funcionario.
Sin cuestiones concretas
Según un recuento de la Casa Blanca tras la llamada, Biden y Xi tuvieron un "debate sobre las áreas en las que nuestros intereses convergen, y las áreas en las que nuestros intereses, valores y perspectivas divergen".
La llamada del jueves se centró en asuntos "amplios y estratégicos", sin que se esperen decisiones concretas sobre cuestiones pendientes ni sobre una eventual celebración de una primera cumbre Biden-Xi, según el funcionario.
La lista de desacuerdos entre Washington y Beijing es larga y creciente.
Más allá del comercio —el funcionario de la Casa Blanca lamenta "las prácticas comerciales injustas y coercitivas de China"—, se está profundizando la tensión por las reivindicaciones chinas sobre Taiwán y numerosas islas en el Mar de China Meridional.
Washington también está enfadado por lo que dice que es la negativa de China a cooperar con una investigación internacional sobre los orígenes del virus causante del COVID-19, que estalló primero en China antes de extenderse por todo el mundo.