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Los talibanes repiten los abusos que cometieron en Afganistán hace 25 años

Los militantes islamistas prometieron ejercer el poder con mayor moderación después de su reconquista de Kabul, pero ya han demostrado que su visión estricta de la sharía no ha cambiado.
mar 28 septiembre 2021 05:04 AM
Soldados talibanes frenta un letreo en el Aeropuerto internacional de Kabul, Afganistán.
El programa económico talibán es muy vago. "Vamos a trabajar nuestros recursos naturales para redinamizar nuestra economía (...)".

Hace 25 años, los talibanes iniciaron un régimen de pesadilla en Afganistán, especialmente para las mujeres y niñas. Su estricta interpretación de la sharía o la ley islámica, hizo que millones de mujeres no accedieran derechos básicos como la educación o la libertad de tránsito.

Cuando volvieron al poder de esta país de Asia central, los talibanes prometieron una versión mucho más moderada de su régimen, con la inclusión de las mujeres en la vida pública “de acuerdo con la ley islámica”.

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Hoy, más de mes y medio después de la toma de Kabul, varios de los temores de la población civil de Afganistán y de la comunidad internacional sobre la violación de derechos humanos por parte de los talibanes se están convirtiendo en realidad.

“En sólo cinco semanas desde que asumieran el control de Afganistán, los talibanes han demostrado claramente que no están dispuestos realmente a proteger o respetar los derechos humanos”, dijo el director adjunto de Amnistía Internacional para Asia meridional, Dinushika Dissanayake, en un comunicado.

Las mujeres afganas levantan la voz para no quedar excluidas de la vida pública
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De acuerdo con el documento Afghanistan’s fall into the hands of the Taliban —presentado por Amnistía, la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) y la Organización Mundial contra la Tortura (OMCT)—, los talibanes han cometido abusos contra los derechos humanos como homicidios selectivos de civiles y de soldados que se habían rendido y el bloqueo de ayuda humanitaria en el valle de Panjshir.

También se han vuelto a imponer restricciones a las mujeres, la libertad de expresión y la sociedad civil.

“Ante el clima imperante de temor, la falta de conexión de telefonía móvil en muchas zonas y los cortes de Internet a manos de los talibanes, estas conclusiones son probablemente una simple instantánea de lo que está ocurriendo sobre el terreno”, señala Dissanayake en un comunicado.

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¿Y los derechos de las mujeres?

Los derechos de las niñas y las mujeres es el tema fundamental que puede determinar si los talibanes son reconocidos por la comunidad internacional, paso esencial para reanudar una ayuda económica de la que depende Afganistán, ahora suspendida.

En el anterior régimen, las mujeres no podían trabajar ni estudiar, salvo raras excepciones.

Las afganas que estudian en universidades privadas han sido autorizadas a volver, pero en clases no mixtas y totalmente cubiertas con velo, salvo los ojos, igual que las escolares de primaria.

Los talibanes dijeron que las demás alumnas podrían volver a estudiar, pero no dieron un calendario.

La ausencia de mujeres en el gobierno provisional es una mala señal, igual que el retorno del temido ministerio de la Promoción de virtud y la Prevención del vicio.

Como consecuencias del clima de terror implantado por los talibanes, muchas mujeres afganas han vuelto a usar la burka —un velo integral que solo les deja descubiertos los ojos—, se abstienen de salir de casi si no soon acompañada por un hombre de su familia y han abandonado otras actividades para evitar las represalias.

Sin embargo, esto no ha impedido que varios grupos de mujeres hayan organizado protestas en todo el país para exigir a los talibanes que sus derechos sean respetados y que sean incluidas en el nuevo gobierno de Afganistán.

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“Aunque hayan permitido que algunas protestas continúen de forma pacífica, los talibanes han reprimido con violencia muchas de ellas. El 4 de septiembre, las fuerzas especiales talibanes dispersaron aproximadamente a 100 mujeres que protestaban en Kabul, efectuando disparos al aire y lanzando, según los informes, gas lacrimógeno”, señala el documento de Amnistía.

El 8 de septiembre, el Ministerio del Interior, actualmente bajo el control de los talibanes, emitió la orden de prohibir todas las manifestaciones y reuniones en todo Afganistán “hasta que se codifique una política sobre manifestaciones”.

¿Y la libertad de prensa?

Al llegar al poder, los talibanes afirmaron que los periodistas, incluso las mujeres, podrían seguir trabajando libremente.

"Respetaremos la libertad de prensa" que "permite corregir los errores de dirigentes", aseguró su portavoz Zabihulá Mujahid, a Reporteros sin Fronteras (RSF).

Semanas después, el tono ha cambiado. Según RSF, los talibanes anunciaron 11 reglas que los periodistas afganos deben respetar, entre ellas, la prohibición de difundir "temas contrarios al islam" o "insultantes para personalidades públicas”.

Todo ello abre la puerta "a la censura", según RSF.

En todo caso, varios periodistas han huido o se han escondido tras la llegada al poder de los talibanes.

Dos periodistas dijeron a Amnistía que han sufrido amenazas e intimidaciones luego de que los talibanes tomaron el poder.

Ayesha (nombre usado para proteger su identidad), quien ha huido de la capital tras las advertencias de su entidad empleadora de que su vida estaba en peligro, ha explicado que los talibanes habían visitado a su familia tras su huida, y que la habían amenazado después de informarles de que ya no se encontraba en casa.

Los talibanes dicen que las mujeres podrán volver a clases "lo antes posible"

Abdul, un periodista, ha explicado que editores, editoras, periodistas y personal de medios de comunicación han recibido instrucciones de los talibanes de que solo podrían trabajar de acuerdo con lo establecido en la sharía y las normas y reglamentos islámicos.

“No he vuelto al trabajo desde la caída de la república. Los talibanes vinieron a mi casa varias veces, pero me escondí. Desde el momento de la caída, nuestra oficina permanece cerrada”, dijo, de acuerdo con la organización de la sociedad civil.

¿Y la cultura?

En su anterior régimen, los talibanes aplicaron una versión estricta de la sharía, prohibiendo juegos, música, fotos o televisión.

"La música está prohibida por el islam, pero esperamos que los afganos no hagan ciertas cosas, en lugar de tener que obligarlos" a no hacerlas, afirmó Mujahid al New York Times.

No obstante, habitantes han acusado a los talibanes de haber asesinado a fines de agosto a un cantante folklórico en Andarab, en el noreste de Afganistán.

Sobre el patrimonio, fuente de inquietud tras la destrucción de las estatuas de Buda por los islamistas en Bamiyán en 2001, los talibanes no han hecho ninguna declaración oficial desde febrero, cuando aseguraron querer preservarlo.

¿Y el deporte?

Bajo el primer régimen talibán, algunos deportes eran autorizados, pero bajo estricto control: solo los hombres podían jugar o asistir a los partidos.

El nuevo jefe de deportes del gobierno, Bashir Ahmad Rustamzai, afirmó a la AFP a mediados de septiembre que los afganos podrían hacer "hasta 400 deportes", "permitidos por las leyes del islam”.

Pero se mostró menos claro sobre el tema de las mujeres. Las declaraciones de otros miembros del movimiento hacen sin embargo temer a deportistas y atletas mujeres un paso atrás. Muchas de ellas han huido y se han refugiado en el extranjero.

¿Y la economía?

Es uno de los desafíos más urgentes para el régimen talibán. La economía del país sale exangüe de décadas de guerra y la suspensión de la ayuda internacional puede sumir al país en una catástrofe económica y humanitaria.

El programa talibán es muy vago. "Vamos a trabajar nuestros recursos naturales para redinamizar nuestra economía (...)" se limitó a decir su portavoz.

Se ignora de momento cómo los talibanes van a encontrar medios para pagar los sueldos de los funcionarios y mantener en marcha las infraestructuras vitales (agua, electricidad, comunicaciones).

En todo caso el nuevo régimen asegura haber acabado con la corrupción, tan presente en el gobierno precedente.

Los talibanes advirtieron que cualquier insurrección sería "duramente reprimida", un mensaje dirigido a las fuerzas de resistencia del Panshir. También dijeron que erradicarán a la rama local del grupo yihadista Estado Islámico, sin más precisiones.

Respecto a la droga, Mujahid afirmó que las nuevas autoridades no transformarían al primer productor mundial de opio en un narco-Estado.

Con información de AFP

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