Un estudio del Imperial College de Londres, publicado el lunes, ha descubierto que los altos niveles de células T generados por coronovirus del resfrío común pueden proporcionar protección contra el COVID-19, lo que podría aportar información clave el desarrollo de las vacunas de segunda generación.
La inmunidad contra el COVID-19 es un cuadro complejo, y aunque hay pruebas de que los niveles de anticuerpos disminuyen seis meses después de la vacunación, se cree que las células T también desempeñan un papel vital en la provisión de protección.