Perfil social y discreto
Nacida en París en 1961, hija de un judío de origen ruso refugiado en Francia y deportado a un campamento de exterminio en 1942, ha mantenido en el gobierno de Macron un perfil potente pero discreto.
Había sido responsable de urbanismo en el Ayuntamiento de París antes de ser nombrada delegada del gobierno de los departamentos de Poitou-Charentes y de Vienne, donde rompió el techo de cristal al convertirse en la primera mujer nombrada en el cargo.
Allí estableció vínculos con Royal, que se la llevó al gobierno, hasta 2015 cuando pasó a ser presidenta de la Red de Transporte Público de la región parisina.
Desde estas esferas del poder socialista, Borne asumió públicamente su apoyo al joven candidato Macron desde la primera vuelta de las elecciones de 2017, en lo que fue visto por muchos en el PS como una traición.
Pero Macron, que intentó conformar un Gobierno mixto mezclando dirigentes del sector público y el privado, se vio atraído también por su trabajo en empresas como Eiffage.
A su entrada al gobierno, Borne fue nombrada ministra de Transportes, donde hizo frente a importantes desafíos como la imposición del ecoimpuesto a los billetes de avión o el impulso de la bicicleta, pero sobre todo la reforma de la empresa pública de ferrocarril que dio pie a la mayor huelga del sector en décadas.