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Reino Unido presenta un proyecto que modifica el protocolo de Irlanda del Norte

La iniciativa de ley pretende modificar unilateralemente una de las disposiciones aduaneras acordadas por Londres en su separación de la Unión Europea.
lun 13 junio 2022 01:56 PM
Un letrero que dice "No entry" (no entre) cerca del los edificios del Parlamento de Irlanda del Norte.
La presentación del texto busca modificar significativamente el denominado "protocolo de Irlanda del Norte", negociado con Bruselas en el marco del brexit.

El gobierno británico introdujo formalmente este lunes ante el Parlamento un proyecto de ley destinado a modificar unilateralmente las disposiciones aduaneras aplicadas a Irlanda del Norte después del brexit, pese a las amenazas de represalias de la Unión Europea.

Cuando Reino Unido abandonó la Unión Europea, el primer ministro Boris Johnson acordó un protocolo que dejaba a Irlanda del Norte dentro del mercado único y la unión aduanera del bloque para preservar la frontera abierta con Irlanda especificada en el acuerdo de paz del Viernes Santo.

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La nueva ley "pondrá fin a esta situación insostenible en la que los habitantes de Irlanda del Norte son tratados de forma diferente al resto del Reino Unido, protegerá la supremacía de nuestros tribunales y nuestra integridad territorial", defendió la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss.

Reiteró que Londres sigue abierto a una solución negociada, pero a condición de que la UE acepte "modificar el protocolo" en profundidad.

Bruselas se ha mostrado dispuesta a realizar "ajustes", pero los contactos entre ambas partes no avanzan y las autoridades europeas advirtieron que si Londres lleva a delante su plan "deberán responder con todas las medidas a su disposición”.

¿Por qué Reino Unido quiere modificar el protocolo?

Desde el inicio de la negociación del brexit en 2017, el mayor escollo a superar siempre fue cómo proteger el precario equilibrio de fuerzas en Irlanda del Norte, región británica histórica y culturalmente muy unida a la vecina República de Irlanda, país miembro de la UE.

El Reino Unido salió oficialmente del bloque en febrero de 2020 y completamente en enero de 2021, pero el "protocolo" siguió provocando tensiones, no solo entre Londres y Bruselas, sino también en las instituciones regionales de Belfast.

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El acuerdo de paz del Viernes Santo de 1988, que puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre unionistas protestantes y republicanos católicos norirlandeses, impuso que ambos compartan el poder en el ejecutivo regional de esta nación británica de 1.9 millones de habitantes.

La escasez en el Reino Unido llega también a los supermercados

Para evitar el retorno de una frontera física con la República de Irlanda, inaceptable para los republicanos y que podría poner en peligro la frágil paz, el protocolo impone controles aduaneros a los productos que llegan a la región procedentes del resto del Reino Unido.

Los unionistas denuncian que esto amenaza a su plena pertenencia al país.

Para remediarlo, el ejecutivo de Johnson quiere introducir un nuevo sistema mediante el cual las mercancías que lleguen de Gran Bretaña para consumo local en Irlanda del Norte pasen por un "nuevo canal verde" que les evite los controles. Los productos destinados al mercado común de la UE seguirían estando sujetos a todos las comprobaciones de la legislación comunitaria.

"Son cambios burocráticos necesarios, francamente es un conjunto de ajustes bastante triviales", defendió el lunes Johnson.

Un enfrentamiento de los partidos en Irlanda del Norte

Tras la histórica victoria del republicano Sinn Fein —exbrazo político del grupo armado IRA y partidario de la reunificación de Irlanda— en las legislativas del 5 de mayo, el unionista DUP bloquea el parlamento autónomo y se niega a formar gobierno hasta que Londres modifique el protocolo.

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El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, celebró el lunes la presentación del proyecto como "un paso importante", pero subrayó que aún debe avanzar en el Parlamento.

El Sinn Fein dijo el domingo que Londres violará "sin duda" la ley al imponer cambios unilaterales en el protocolo.

Sin embargo, el ministro británico para Irlanda del Norte, Brandon Lewis dijo que debe cambiarse porque está "socavando de manera fundamental" el acuerdo de Viernes Santo.

Según afirmó, está perturbando la vida de los habitantes de Irlanda del Norte, impide el funcionamiento de las instituciones gubernamentales y no respeta el propio mercado interior de Reino Unido.

La presidenta del Sinn Fein, Mary Lou McDonald, dijo que Londres debería trabajar con Dublín y Bruselas para mejorar la aplicación del protocolo. "Hay voluntad aquí, hay voluntad de compromiso por parte de la Comisión Europea, pero el gobierno británico se ha negado a comprometerse", dijo a Sky News.

"No ha sido constructivo, ha buscado un camino destructivo, y ahora propone introducir una legislación que sin duda violará el derecho internacional".

La mayoría de partidos norirlandeses, incluido el Sinn Fein, afirmaron en una carta conjunta que "rechazan en los términos más enérgicos posibles" la nueva legislación británica.

"Aunque no es ideal, el protocolo representa la única protección disponible" contra los efectos del brexit, pero también "una ventaja económica" para la región gracias al "acceso a dos grandes mercados", subrayaron.

Un reto para la Unión Europea

Antes de presentar el texto ante el Parlamento, Truss llamó al vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, y a su homólogo irlandés, Simon Coveney.

Sefcovic aseguró que la UE había propuesto "soluciones" y denunció que "las acciones unilaterales socavaran la confianza mutua".

Tras la introducción del proyecto de ley denunció la medida, habló de "gran preocupación" y planteó reanudar un procedimiento de infracción contra Londres.

Coveney, con quien la llamada duró apenas 12 minutos, fustigó un texto "que violaría los compromisos británicos en términos de derecho internacional" y acusó a Truss de "no haber entablado negociaciones significativas con la UE".

Estados Unidos, que fue garante del acuerdo del Viernes Santo, ha expresado su alarma ante la posiblidad de que el Reino Unido modifique unilateralemente la aplicación de un texto concebido para garantizar la paz.

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