Para Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía, la extradición de Assangecorre el riesgo de ponerlo "en un gran peligro y enviaría un mensaje aterrador a los periodistas del mundo entero".
Stella Assange, abogada y esposa de Assange, había pedido al gobierno británico que no firmara el decreto de extradición a Estados Unidos.
"Cualquier país que se preocupe por la libertad de expresión tendría que sentir vergüenza al ver que la ministra de Interior ha aprobado la extradición de Julian Assange a Estados Unidos, el país que complotó para asesinarlo", dijo en un comunicado el viernes.
En conferencia de prensa, y visiblemente emocionada, aseguró además: "Si es extraditado a Estados Unidos, las condiciones en las que se hallará serán opresivas (...) Ello lo impulsará al suicidio".
"Julian no ha hecho nada malo. No ha cometido ningún crimen, no es un criminal. Es un periodista, un editor y está castigado por haber hecho su trabajo", dijo la letrada, que se casó en marzo con Assange, con quien tiene dos hijos, concebidos durante la estancia del fundador de Wikileaks en la embajada de Ecuador en Londres.
Stella Assange garantizó que no es el final de la batalla, sino "el inicio de una nueva batalla judicial".
La portavoz de la diplomacia rusa, María Zajarova, ironizó: "Es la apoteosis del humanismo, el apogeo de la libertad de expresión. Recuerdo que Assange puede ser condenado a 175 años de prisión. Por actividad periodística".