La oficialización de Bolsonaro como candidato a las elecciones del 2 de octubre ocurrió en la convención del Partido Liberal (PL) en Rio, cuna política del presidente. Según los organizadores, 12,000 personas siguieron el discurso, aunque había huecos entre el público.
"Convoco a todos ustedes para que el 7 de septiembre vayamos a las calles por última vez", dijo en tono encedido para atacar como hace habitualmente al Supremo Tribunal Federal (STF). "Esos pocos sordos de capa negra tienen que entender lo qué es la voz del pueblo", dijo sobre el STF.
"¡Supremo es el pueblo!", respondieron sus seguidores.
El ultraderechista discursó por más de una hora en el gimnasio Maracanazinho, donde hubo un clima festivo, con sus seguidores vistiendo en su mayoría los colores de la bandera de Brasil, verde y amarillo.
Bolsonaro dijo que pide a Dios "que Brasil nunca experimente los dolores del comunismo", en una referencia al ex presidente izquierdista Luis Inácio Lula da Silva, a quien, sin nombrarlo acusó de querer cercenarar libertades si regresa al poder en las elecciones de octubre en la que es claro favorito.
El mandatario apeló directamente a los jóvenes brasileños, que en su mayoría, según los sondeos, prefieren a Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT).