Así, cultivos tan tradicionales para la vida de los europeos, como las aceitunas españolas o la mostaza en Francia se están viendo afectados.
España se queda sin su ‘oro verde’
Bajo un calor abrasador, Felipe Elvira inspecciona las ramas de sus olivos, que se extienden hasta perderse de vista sobre una colina polvorienta del sur de España. "En estos, no hay aceitunas. Está todo seco", lanza preocupado.
Propietario junto a su hijo de una explotación de 100 hectáreas en Jaén, cuna del aceite de oliva en Andalucía, este olivarero de 68 años corre el riesgo de perder una gran parte de su cosecha debido a la sequía extrema que padece el país.
"Aquí estamos acostumbrados a la sequía, pero a este grado, no", suspira este sexagenario de camisa a cuadros, pelo blanco y cejas pobladas. "Antes caían 800 litros de agua por metro cuadrado al año. Ahora vamos a tener 300 o 400 litros nada más… Cada vez llueve menos", lamenta.
En la primera línea europea ante los efectos del cambio climático, España ha sufrido tres olas de calor excepcionales desde mayo, que han debilitado todavía más unos cultivos que ya venían de sufrir un invierno más seco de lo normal.
"Los olivos son árboles muy resistentes al estrés hídrico", explica Juan Carlos Hervás, ingeniero agrónomo en el sindicato agrícola COAG. Pero cuando hay calor extremo "activan mecanismos fisiológicos para protegerse: no se mueren, pero la producción no se da", agrega.