"Brasil vuelve a mirar su futuro con la certeza de que estaremos asociados a nuestros vecinos bilateralmente, en el Mercosur, la Unasur y la CELAC", abundó el mandatario, que impulsa el retorno de Brasil a los foros internacionales de concertación diplomática y económica, a imagen y semejanza de lo que promovió durante sus dos primeros mandatos entre 2003 y 2010.
En 2020 Bolsonaro, duro crítico de la izquierda, suspendió la participación de Brasil en la CELAC alegando que "daba protagonismo a regímenes no democráticos como los de Venezuela, Cuba, Nicaragua”.
En consecuencia, Brasil no participó en la sexta cumbre en 2021 en México.
Lula siempre explicitó las ambiciones de protagonismo político internacional que entiende le caben a Brasil por su tamaño geográfico, peso económico y, más recientemente, por la amplitud del territorio amazónico que le pertenece, en un mundo que busca coordinar esfuerzos contra el cambio climático.
Pero los años en los que Brasil, con Lula en la Presidencia, era un articulador preponderante entre países emergentes y naciones industrializadas en el G20, impulsando el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), o promoviendo la Unasur y la propia CELAC, creada en 2010, quedaron lejos.
El mundo es ahora "infinitamente más complejo", dijo recientemente a medios brasileños el entonces canciller de Lula y hoy principal asesor del mandatario, Celso Amorim.
En su discurso de este martes, Lula remarcó las "múltiples crisis" que vive el mundo, desde la pandemia al cambio climático, las tensiones geopolíticas y la inseguridad alimentaria, o las amenazas a la democracia.