Sin embargo, las capitales extranjeras lograron negociar con los dos beligerantes la evacuación de su personal diplomático y de ciudadanos de sus países.
Esta espiral "corre el riesgo de una conflagración catastrófica dentro de Sudán que podría envolver a toda la región y más allá", aseguró este lunes Guterres.
Pese a esta advertencia, el emisario de la ONU en Sudán, Volker Perthes, permanecerá en este país del este de África, a diferencia de numerosos diplomáticos y otros ciudadanos extranjeros.
En total, se evacuó a más de 1,000 ciudadanos de la Unión Europea (UE), según el jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell.
España anunció la salida de 100 personas, españoles pero también latinoamericanos.
Estados Unidos evacuó en helicópteros a su personal diplomático, menos de 100 personas.
China y varios países árabes también evacuaron a cientos de sus nacionales.
El gobierno de México confirmó que rescató a cinco de sus nacionales que estaban en el país y que ya se encuentran en la embajada de España.
Unos 700 empleados de la ONU, embajadas y de organizaciones internacionales "fueron evacuados hacia Puerto Sudán", una ciudad a orillas del mar Rojo, indicó Naciones Unidas.
Un libanés que salió de la capital en un autobús contó a la AFP que pudo irse tan solo con "una camiseta y un pijama". "Es todo lo que me queda tras 17 años" en Sudán, lamentó.
En Jartum, "estábamos en estado de sitio", afirmó. Los más de 5 millones de capitalinos no tienen desde hace días agua ni electricidad. Y la comida empieza a faltar.