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La alimentación, un eslabón perdido en la lucha contra el cambio climático

Gonzalo Muñoz, quien se hizo cargo de esta agenda durante la COP28, explica cómo el sistema alimenticio y el calentamiento global están interconectados.
mar 09 enero 2024 05:04 AM
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Gonzalo Muñoz fue nombrado High Level Champion de las Naciones Unidas para el Cambio Climático en la COP25.

El cambio climático y la alimentación tienen una relación estrecha, mucho más de lo que parece a primera vista. Por ejemplo, la agricultura y la ganadería son actividades que emiten una importante cantidad de gases de efecto invernadero, mientras el mismo calentamiento global está cambiando los ciclos agrícolas, lo que provoca que la producción sea más complicada.

Gonzalo Muñoz, High Level Champion de las Naciones Unidas para el Cambio Climático en la COP25, está muy consciente de ello. El ingeniero agrónomo de formación, ha liderado en los últimos años el trabajo de los actores no estatales —sector privado, sector financiero, sociedad civil, academia y gobiernos locales— para lograr que los compromisos adoptados en las Conferencias de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático o COP se materialicen.

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Durante la COP28, celebrada del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 en Dubái, Muñoz se hizo cargo de la agenda de alimentación, un tema que es clave para el combate al cambio climático, como muestran algunas de las cifras que el especialista en economía circular comparte en entrevista con Expansión.

“El sistema alimentario como un todo genera aproximadamente 30% de los gases de efecto invernadero totales, esto genera aproximadamente 90% de la deforestación, en torno a 65% de la pérdida de biodiversidad, y en torno a 70% del uso de agua dulce”, explica el especialista.

Pero el sistema de alimentación, tal como funciona actualmente, no solo provoca un daño medioambiental grave, como señalan las cifras, sino que también es muy vulnerable al cambio climático.

“Evidentemente, cuando hablamos de sequía, cuando hablamos de incendios forestales, cuando hablamos de desalentamiento de tierra, cuando hablamos de degradación de la biodiversidad, todo eso afecta nuestra capacidad de alimentación, de producir alimentos”, dice Muñoz.

Esto esta generando un aumento de la inseguridad alimentaria, es decir cada vez más personas no tienen acceso regular y permanente a alimentos en cantidad y calidad suficientes para sobrevivir. Se calcula que 3,000 millones de personas padecen algún grado de inseguridad alimentaria.

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A nivel global hay 720 millones de personas que padecen hambre que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es el malestar o dolor físico causado por un consumo insuficiente de energía alimentaria.

“Por otro lado, se estima en torno a 600 millones de personas con obesidad, al mismo tiempo, un tercio de los alimentos, se pierde, ya sea en distintas partes de la cadena alimenticia, a pesar de que producimos exceso de calorías para alimentar la población actual y creciente”, dice Muñoz.

Una discusión de décadas

El tema de la alimentación es muy complejo, ya que incluye acortes medioambientales, culturales, sociales y económicos.

“Por lo tanto, ha costado mucho, y hablamos de tres décadas, intentar unificar esa agenda en no solo documentos comunes, comprensión común, sino que además una agenda común de soluciones”, explica Muñoz.

En ese sentido, se hizo una apuesta ambiciosa durante la COP28: el tema alimenticio por primera vez en el centro del debate climático para que este sistema del de ser un contribuyente al cambio climático y se convierta en parte de la solución.

El resultado es la declaración de los Emiratos sobre alimentación sustentable, resiliente y acción climática, alimentación y agricultura. Esto también incluye a productos agrícolas no alimenticios, como el algodón. Hasta el cierre de la COP28, 159 países habían firmado la declaración, incluidos China, Brasil, Estados Unidos, Rusia, Canadá y Argentina, todos grandes productores de bienes agrícolas.

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El resultado es la declaración de los Emiratos sobre alimentación sustentable, resiliente y acción climática, alimentación y agricultura. Esto también incluye a productos agrícolas no alimenticios, como el algodón. Hasta el cierre de la COP28, 159 países habían firmado la declaración, incluidos China, Brasil, Estados Unidos, Rusia, Canadá y Argentina, todos grandes productores de bienes agrícolas.

“Todos los países se comprometieron a colocar los sistemas alimentarios y agrícolas en su NDC (Contribuciones determinadas a nivel nacional) no más allá de 2025 en la COP 30. En paralelo a eso, y como complemento, los actores no estatales firmaron un llamado a la acción, y es, por lo tanto, una manifestación de también una comprensión común del desafío”, explicó el cofundador de Sistema B.

Muñoz considera que es muy importante que para lograr una acción coordinada entre los gobiernos nacionales y los actores no estatales, que se establezca un sistema de intereses e incentivos, que permitan que los compromisos climáticos sean llevados del papel a la realidad.

“No nos sirve un mundo donde las naciones ponen normas y los actores no estatales buscan cómo no cumplir esas normas”, asegura. “Los Estados deben cumplir su rol de ir estableciendo las normas que nos pongan en línea con los objetivos de desarrollo sostenible y los actores no estatales no sólo tenemos que seguir esas normas sino que muchas veces también podemos mostrar que se puede lograr incluso más e incluso más rápido”.

Esto se conoce como loop de ambición, en el que el sector privado, la sociedad civil y otros actores actúan mucho más allá de lo solicitado por los Estados, para que estos puedan a su vez aumentar la ambición de sus objetivos, además de que se actúa de manera coordinada con asociaciones público-privadas.

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