Las tensiones se acrecentaron después de que el máximo tribunal de Guatemala decidió el domingo que los diputados de la fuerza política de Arévalo no asumirán el cargo afiliados a su partido, Movimiento Semilla, sino como independientes, una medida que les impide unirse a la junta directiva del Congreso y debilita la capacidad del nuevo presidente para ejercer el poder.
Si los diputados son declarados "independientes" no pueden integrar la junta directiva ni presidir comisiones paralamentarias.
No estaba claro si el retraso de la sesión afectaría la toma de posesión de Arévalo para el período 2024-2028.
Según la Constitución de Guatemala, el traspaso presidencial debe ocurrir a las 16:00, incluso si no hay acto protocolario de juramentación.
"Ya estoy aquí en el Teatro" Nacional para la ceremonia de investidura, declaró Arévalo en un mensaje en la red social X, sin comentar la decisión sobre los diputados de su partido.
La incertidumbre por la investidura provocó que representantes de Estados Unidos, la OEA, la Unión Europea y presidentes latinoamericanos presentes en Guatemala urgieran al Congreso a traspasar el mando a Arévalo.
Con la promesa de desterrar la arraigada corrupción en Guatemala, el país más poblado de Centroamérica con 17.1 millones de habitantes, Arévalo, de 65 años, logró un amplio triunfo en el balotaje de agosto. Pero, desde entonces, el Ministerio Público (MP) arreció en sus intentos por desacreditar su triunfo y entorpecer la transición.
Las medidas del MP —intento de despojo de la inmunidad de Arévalo y su vicepresidenta Karin Herrera; suspensión de su partido, Movimiento Semilla; y buscar la anulación del proceso electoral— llevaron a miles de guatemaltecos a tomar las calles y a la comunidad internacional a levantar su voz de protesta.
Pero también socavaron el frágil estado de derecho guatemalteco colocando al país al borde de una crisis de gobernabilidad que podría limitar la implementación de las principales promesas de campaña de Arévalo, como sanear la administración pública, luchar contra la delincuencia organizada, generar más empleos y combatir el cambio climático.
A pocas horas de su investidura, Arévalo, hijo del primer presidente democrático de Guatemala, prometió que su gobierno trabajará para cerrar "una época tenebrosa" de "cooptación corrupta del sistema político”.
La embestida judicial, basada en casos "espurios" según Arévalo, fue condenada por la ONU, la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos, que sancionó a cientos de fiscales, jueces y diputados por "corrupción" y por "socavar la democracia”.
Como muestra del respaldo, al traspaso de mando asisten el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, delegados de Washington, el rey de España, Felipe VI, y, entre otros, los presidentes Andrés Manuel López Obrador (México), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia).
"Los problemas no han terminado para Arévalo", opinó Roberto Alejos, expresidente del Congreso y analista político guatemalteco.
"No le van a dejar pasar ninguna ley en el Congreso y tendrá suficientes dificultades para gobernar", agregó.
Acabar con el “pacto de corruptos”
Arévalo sustituirá al derechista Alejandro Giammattei, quien ha sido vinculado con un llamado "pacto de corruptos" y durante cuyo gobierno se exiliaron decenas de fiscales, jueces y periodistas que denunciaron actos de corrupción.