"En realidad no soy una verdadera partidaria de Nikki Haley. Pero no quiero que Donald Trump gane New Hampshire. Así que voy a votar por Nikki Haley", dice esta jubilada de 71 años.
Sentada junto a Dodge está su amiga Lisa Kester, una abogada de 59 años, dentro de Robie's Country Store, en la fría región de Nueva Inglaterra (noreste).
"Es un voto estratégico", cuenta Kester a la AFP. "Es un voto contra Donald Trump”.
Trump, para Dodge, fue "horrible durante cuatro años". "Y sería aún más horrible" si volviese a la Casa Blanca en su probable revancha con el demócrata Joe Biden a finales de este año, añade.
La jubilada, registrada como independiente, considera ofensivas las "mentiras" de Trump sobre la votación de 2020, que perdió frente a Biden y por la que ahora se enfrenta a una acusación penal por injerencia electoral.
Un estado particular
En el pequeño estado de New Hampshire, en el noreste de Estados Unidos, los electores que votarán el martes en las primarias republicanas y demócratas no se parecen en nada a los demás.
Basta mirar a los candidatos presidenciales que han visto sus ambiciones políticas reducidas a la nada a lo largo de décadas, sometidos por un electorado de alta exigencia.
Incluso los sueños del actual presidente, Joe Biden, para llegar a la Casa Blanca casi se desvanecieron después de un desastroso quinto puesto en las primarias de New Hampshire de 2020. Su campaña, considerada fría y distante, había irritado a la gente de ese estado, que concede gran importancia a la personalidad de los candidatos.