En un video publicado en la red social X, (antes Twitter) DeSantis dijo que después de su segundo lugar la semana pasada en los caucus —asamblea de delegados electorales— del estado de Iowa no podía "pedir" a sus partidarios "que ofrezcan voluntariamente su tiempo y donen sus recursos" sin un "camino claro hacia la victoria". "En consecuencia, hoy suspendo mi campaña", añadió.
La renuncia de DeSantis se suma a las de otros de los rivales de Trump dentro de su partido en las últimas semanas. De esta manera, solo la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, queda como competencia para el expresidente.
"Para mí está claro que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle otra oportunidad a Donald Trump", expuso DeSantis en la grabación, señalando que ha tenido diferencias con el expresidente, sobre todo por la pandemia del coronavirus.
Trump "tiene mi respaldo porque no podemos volver a la vieja guardia republicana de antaño o a una forma reenvasada de corporativismo recalentado que representa Nikki Haley", señaló.
El expresidente, inmerso en varios procesos legales en su contra, arrasó el pasado martes en Iowa, donde un 51% de los votantes republicanos eligieron al exmandatario frente a DeSantis, que solo obtuvo un 21%, y a Haley, con un 19%.
El gran rival
DeSantis había sido ampliamente considerado como uno de los principales aspirantes a la nominación republicana de 2024 y heredero natural de Trump debido a su estilo combativo y sus opiniones profundamente conservadoras. A principios de 2023, lideró varias encuestas cara a cara contra Trump.
Pero el apoyo del gobernador de Florida ha ido disminuyendo durante varios meses, debido a una estrategia de campaña defectuosa, a su aparente relación incómoda con los votantes en la campaña electoral y al control hasta ahora inquebrantable de Trump sobre gran parte de la base del partido.
Más del 70% de los republicanos tienen una opinión favorable de Trump, según la mayoría de los sondeos de opinión. Eso puso a DeSantis en una posición en la que tenía que apelar a los votantes que todavía admiraban a Trump, así como a los que lo detestaban apasionadamente. DeSantis fracasó en ambos aspectos.
Nunca articuló con éxito a la mayoría de los partidarios de Trump por qué él era una mejor opción, mientras que los republicanos que buscaban deshacerse del expresidente dividieron sus votos entre varios candidatos. Haley, en particular, ha surgido como la favorita entre los republicanos moderados a medida que se ha consolidado el campo.