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El jefe de Hezbolá amenaza a Israel y a Chipre con la guerra de Gaza de fondo

El líder del grupo libanés asegura que ningún lugar del Estado hebreo será seguro si el gobierno de Benjamin Netanyahu inicia una ofensiva en su contra.
mié 19 junio 2024 04:32 PM
El humo se eleva sobre el lado israelí de la frontera entre Israel y el Líbano tras los ataques desde el Líbano, en medio de hostilidades transfronterizas entre Hezbolá y las fuerzas israelíes, en el norte de Israel el 18 de junio de 2024.
Hezbolá afirmó el miércoles que disparó "decenas de cohetes Katiusha y proyectiles de artillería" hacia el norte de Israel.

El jefe del Hezbolá libanés, Hasan Nasrallah, advirtió este miércoles que "ningún lugar" de Israel estaría a salvo de sus misiles si el gobierno israelí, en guerra con el movimiento islamista Hamás en Gaza, abriese un nuevo frente en su frontera norte.

"El enemigo sabe muy bien que nos hemos preparado para lo peor (...) y que no habrá ningún lugar (...) al resguardo de nuestros cohetes", afirmó el líder del Hezbolá, una fuerza política clave en Líbano.

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Los disparos de cohetes contra Israel podrían efectuarse desde "tierra, aire y mar", añadió.

El ejército israelí anunció el martes que tenía pronta una "ofensiva" contra Hezbolá, respaldado y financiado por Irán, tras semanas de intensificación de los disparos desde ambos lados de la frontera.

Hezbolá lleva más de ocho meses intercambiando fuego con Israel en paralelo a la guerra de Gaza. El martes, el grupo respaldado por Irán publicó lo que dijo eran imágenes de drones de emplazamientos militares sensibles en lo más profundo del territorio israelí.

El grupo afirmó el miércoles que disparó "decenas de cohetes Katiusha y proyectiles de artillería" hacia el norte de Israel, en respuesta a bombardeos israelíes en el sur de Líbano, que mataron a cuatro de sus combatientes.

Nasrallah dijo que su grupo lucharía "sin reglas" y "sin límites" en caso de una guerra más amplia.

El ejército de Israel afirmó el martes que se habían aprobado y validado "planes operativos para una ofensiva en Líbano" y el canciller israelí, Israel Katz, amenazó con destruir a Hezbolá en una "guerra total”.

Horas después, el ejército israelí bombardeó objetivos de Hezbolá en el sur de Líbano.

La escalada bélica coincidió con una visita a Beirut de un emisario del presidente estadounidense Joe Biden, Amos Hochstein, quien juzgó "urgente" disminuir las tensiones en la frontera entre Israel y Líbano.

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Hochstein también defendió el plan de alto el fuego para la Franja de Gaza presentado el 31 de mayo por Biden.

Amenaza a Chipre

Nasrallah amenazó también a Chipre, afirmando que este país del Mediterráneo oriental, miembro de la Unión Europea, sería considerado como "parte de la guerra" si autorizase a Israel a usar sus aeropuertos y bases para atacar Líbano.

"El gobierno chipriota debe ser advertido de que abrir los aeropuertos y bases chipriotas para que el enemigo israelí ataque Líbano significa que el Gobierno chipriota se ha convertido en parte de la guerra y la resistencia (Hezbolá) se ocupará de él como parte de la guerra", dijo Nasrallah.

No hubo comentarios inmediatos de las autoridades chipriotas.

Hezbolá también disponía de "un banco de objetivos" que podría atacar con precisión, afirmó.

Israel "sabe que lo que le espera también en el Mediterráneo es muy grande (...) Ante una batalla de esta magnitud, sabe que ahora debe esperarnos en tierra, aire y mar", añadió Nasrallah.

El grupo demostró por primera vez que podía atacar un buque en el mar al golpear un barco de guerra israelí en el Mediterráneo durante su guerra de 2006.

Los informes de medios de comunicación y analistas han indicado durante años que Hezbolá adquirió misiles antibuque Yakhont de fabricación rusa en Siria, después de que sus fuerzas se desplegaron allí hace más de una década para ayudar al presidente Bashar al-Assad a combatir la guerra civil del país.

"Recibimos nuevas armas, desarrollamos algunas de nuestras armas (...) y estamos guardando otras para los días que vienen", sostuvo el jefe del movimiento libanés, que perdió a uno de sus comandantes en un bombardeo israelí la semana pasada.

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Catástrofe humanitaria en Gaza

La guerra se desencandenó el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas mataron a 1,194 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento basado en datos oficiales israelíes.

El ejército israelí estima que 116 personas permanecen secuestradas en Gaza, 41 de las cuales habrían muerto.

En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ya ha dejado al menos 37,396 muertos en Gaza, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud del territorio.

El conflicto también desató una catástrofe humanitaria, que según la ONU sumió a los habitantes de Gaza en una situación al borde de la hambruna.

El 9 de octubre, Israel impuso un asedio "casi completo" al territorio, obstaculizando la entrada de alimentos, agua, combustible y medicamentos. La ayuda humanitaria autorizada a entrar es insuficiente.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, enfrenta una oleada de críticas internas y externas por su gestión de la guerra y por no haber logrado que los rehenes sean liberados.

Pero el dirigente, al frente de una coalición de fuerzas nacionalistas, ultraconservadoras y ortodoxas judías, afirma que proseguirá la guerra hasta "aniquilar" a Hamás, considerado como una organización "terrorista" por Israel, la Unión Europea y Estados Unidos.

El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) solicitó en mayo que la máxima instancia judicial de la ONU emita pedidos de captura Netanyahu, su ministro de defensa, Yoav Gallant, y tres dirigentes de Hamás por presuntos crímenes crímenes de guerra y contra la humanidad.

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