La actual estrategia de Donald Trump parece centrarse en una narrativa de "hombres fuertes" y profundamente conservadores. Ivanka, quien solía ser una figura destacada en su equipo, fue la única de sus hijos que no habló durante la Convención Republicana de este año.
Melania Trump, su esposa, ha tenido muy pocas apariciones públicas, limitándose a ocasiones en las que puede ser fotografiada sin un rol activo en la campaña. Este repliegue de las figuras femeninas de su entorno sugiere un cambio deliberado en la campaña, como si Trump quisiera proyectar que los espacios de poder están reservados exclusivamente para los hombres en este ciclo electoral.
Mercedes Baltazar señala que Trump ha adoptado una estrategia marcada por el cinismo, "apostando al lado más conservador de Estados Unidos de una forma muy explícita, casi como si estuviera diciendo: 'Sí, nosotros somos esto, y ustedes también, y por eso van a votar por nosotros'".
En lugar de intentar suavizar su imagen, el exmandatario parece utilizar el rechazo hacia el progresismo como una forma de conectar con aquellos que se sienten alienados por los cambios sociales, ofreciendo una especie de "libertad" transgresora que valida sus creencias más conservadoras.
Donald Trump Jr., el hijo mayor del expresidente, ha asumido desde ya hace un tiempo, un rol como mano derecha de su padre en la campaña, destacándose por su capacidad para conectar con la base más leal del partido. Su enfoque va dirigido en temas de seguridad nacional y valores tradicionales. Su presencia activa en eventos y medios de comunicación refuerza el mensaje central de la campaña y busca resonar con los votantes que valoran estas prioridades.