Los críticos, entre ellos gobiernos de la región como Venezuela o Colombia, consideran que Washington no aporta pruebas de que esas lanchas transporten drogas. Esas embarcaciones, además, no suponen un peligro para las fuerzas navales desplegadas.
Hubo sobrevivientes de un ataque estadounidense por primera vez la semana pasada, pero Washington eligió repatriarlos en lugar de juzgarlos por sus presuntos crímenes.
Ecuador liberó a uno tras no encontrar evidencia de que hubiera cometido un delito, mientras que las autoridades en Colombia dijeron que el otro —quien "llegó con trauma cerebral, sedado, drogado, respirando con un ventilador"— enfrentaría un proceso judicial.
Los ataques han provocado una movilización general en Venezuela, de donde zarpan la mayoría de las narcolanchas, siempre según la versión del Pentágono.
El régimen de Nicolás Maduro, considerado cabecilla de un cártel según Estados Unidos, ha retado a Trump a lanzar un ataque contra su territorio.
Por su parte el presidente colombiano, Gustavo Petro, acusó a Trump de cometer "crímenes de guerra" con esos ataques.
La escalada verbal entre Trump y Petro subió la semana pasada, hasta que el presidente estadounidense declaró al colombiano "líder del narcotráfico" y anunció que iba a cancelar toda ayuda al país sudamericano.
Colombia retiró a su embajador en Washington y convocó al encargado de negocios estadounidense, aunque luego la cancillería colombiana aseguró en un comunicado que la intención era "subsanar el actual 'impasse' en las relaciones bilaterales".