El caso "Signalgate", que hizo titulares hace nueve meses, resurgió con la publicación de un informe independiente que concluye que el uso de esta aplicación de mensajería para hablar de ataques inminentes en Yemen "crearon un riesgo para la seguridad operativa".
La campaña militar lanzada por Washington desde septiembre en el Caribe y el Pacífico, presentada como una lucha contra el narcotráfico, en particular por los ataques que mataron a presuntos contrabandistas de drogas que habían sobrevivido a un bombardeo inicial, avivaron la oposición a Hegseth.
La controversia ha alimentado las peticiones de renuncia de algunos demócratas, aunque su permanencia en el gabinete de Donald Trump no parece correr peligro inmediato.
"Perder la paciencia"
Hegseth "está de nuevo en una situación difícil, pero parece conservar la confianza de Donald Trump, a pesar de haber perdido el apoyo de algunos republicanos. No creo que esté en una posición insostenible", afirmó Mark Cancian, excoronel del Ejército estadounidense y analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
De todas maneras, "si hay otro incidente, la Casa Blanca podría perder la paciencia", anticipó, al describir la situación actual como "muy embarazosa".
El jefe del Pentágono está "al filo de la navaja", y Trump tiene "un secretario de Defensa que le está causando muchos problemas", resumió Jim Townsend, alto funcionario del mismo departamento durante la presidencia del demócrata Barack Obama.
Si algo llegara a "irritar mucho al Partido Republicano" o a su ala más favorable a Trump, "probablemente intentarán destituirlo", pronosticó.
El caso Signal resurgió el jueves con la publicación de un informe independiente del Inspector General del Pentágono.
De acuerdo con sus conclusiones, Hegseth puso en peligro a sus propias tropas al revelar, en un chat grupal entre altos funcionarios estadounidenses en la aplicación, el momento de ataques aéreos planeados en Yemen apenas horas antes de que se llevaran a cabo, así como información sobre el equipo militar utilizado.
Con sus acciones, "creó un riesgo para la seguridad operativa que podría haber dañado a los pilotos y provocado el fracaso de la misión", afirma el informe.
El asunto estalló a finales de marzo, cuando la revista The Atlantic reveló que se habían compartido planes militares en un grupo de Signal al que se había añadido inadvertidamente a su editor jefe.