OPINIÓN: Hay acuerdo entre México y EU, pero ¿qué se negoció?

Resulta positivo que se haya evitado un rompimiento temporal de las relaciones comerciales libres de aranceles, como Trump amagó en diversas ocasiones, comenta Iván Franco.

Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Síguelo en su cuenta de Twitter

.Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

México y Estados Unidos lograron un acuerdo comercial sin marcha atrás, el cual renovará las relaciones comerciales enmarcadas actualmente bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Solo falta que Canadá se una a las negociaciones para determinar si el nuevo convenio continuará siendo trilateral.

Más allá de los detalles y los ajustes legales que los gobiernos tendrán que realizar para que el nuevo

sea aceptado por sus respectivos congresos, para Estados Unidos resultó una victoria.

Así lo manifestó el vicepresidente estadounidense Mike Pence, quien tuiteó algo más directo que lo dicho por el mismo Donald Trump. Pence mencionó que el acuerdo significa una victoria para los agricultores, así como para los trabajadores automotrices y manufactureros de Estados Unidos.

Primero que todo, este preacuerdo es un hito fundamental y para nada coyuntural en las relaciones comerciales de México.

24 años de un modelo comercial que, en general, ha sido positivo; pero más importante es el modelo económico que sostiene a la economía mexicana. Gracias al comercio bilateral con Estados Unidos, México es quien es.

Es altamente positivo que México haya evitado un rompimiento temporal de las relaciones comerciales libres de aranceles, como Trump amagó en diversas ocasiones.

Continuar con el tratado es el mejor escenario que México puede tener de cara a un nuevo gobierno. El mejor escenario ante una

que fue fantasiosa durante este sexenio y el mejor escenario ante cualquier choque que impacte a la economía en el futuro.

El preacuerdo comercial anunciado por Estados Unidos es, sin duda, el mejor resultado entregado por el actual gobierno de México en materia económica, el más trascendente y el más perdurable. Nuestros políticos nunca nos revelaron el verdadero impacto que habría generado un rompimiento comercial. Pudo significar una profunda recesión económica para México, pero actualmente este escenario ya se descartó.

¿Qué hizo bien México?

Desde hace más de un año comenté que México jugaba con cartas más débiles y con una posición negociadora

sin embargo, acertó en un punto clave para llevar a cabo las negociaciones hasta el final.

El país jugó magistralmente con el tiempo. En cualquier negociación este es una variable escasa y valiosa. No obstante, dada la naturaleza del tratado y amplitud de las relaciones comerciales, la renegociación obligó a las partes a establecer un orden y un sistema de trabajo que generó meses de discusiones en torno a los temas generales y particulares de este.

El alargue fue beneficioso para México y representó la carta de negociación más fuerte para nuestro país, ya que el tiempo fue acorralando a Donald Trump hacia las elecciones intermedias.

Con el fantasma del impeachment encima, Trump estaba urgido por terminar las negociaciones para vender

comercial a su base electoral. Así fue, el autor del libro El arte de la negociación finalmente lo logró. Nuevamente Trump se salió con la suya.

Sin embargo, es válido un reconocimiento al equipo negociador mexicano. Aguantó hasta el final y manejo los tiempos a su favor y evitó una hecatombe económica, cosa que no era fácil. Además, no dudo que haya detalles hoy desconocidos que el equipo mexicano negoció favorablemente.

Por otra parte, al equipo mexicano le ayudó el cambio de gobierno de México. La expectativa generada por el nuevo gobierno y

conseguida entre AMLO y Trump coadyuvaron a cerrar el preacuerdo.

Hay que recordar que el gobierno entrante mantiene diferencias sustanciales con el gobierno actual en temas de política interna que impactan los flujos migratorios hacía Estados Unidos.

¿En qué cedió México?

Trump mencionó que los agricultores norteamericanos estarán muy contentos porque México se comprometería a incrementar sus compras a Estados Unidos. De entrada no es una buena noticia para el país comprometer compras de millones de toneladas de productos del campo, ya que el nuevo gobierno pugna por una autosuficiencia alimentaria y un aumento de la capacidad de producción local de granos.

En cuanto a los trabajadores manufactureros a los que Trump se refirió, particularmente de la

México aceptó que al menos un 40% del contenido de un automóvil se produzca en una zona de altos salarios (Estados Unidos o Canadá). Esto significa acotaciones y, eventualmente, pérdida de fuentes de empleo en México porque diversos vehículos armados en México sobrepasan ese porcentaje.

Los aranceles a la importación de acero y aluminio, previamente impuestos por Estados Unidos a México y a otros países, no se alteran, por lo que siguen aplicando para nuestro país.

En suma: agricultura, acero, aluminio y automóviles representan a la clase trabajadora de Estados Unidos (rust belt y el bible belt) que dio y seguirá dando su voto a Trump en las elecciones intermedias de noviembre.

Por estas razones Estados Unidos se anotó una contundente victoria con este nuevo acuerdo.

En términos generales la renegociación comercial bilateral concluye como mejor pudo

Con Estados Unidos victorioso y México también como ganador, considerando su posición inicial de mayor vulnerabilidad.

Finalmente no hay que olvidar el tema energético, que es harina de otro costal y que seguramente le será favorable a México en los términos que ha propuesto el presidente electo. Unas de cal por otras de arena.