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OPINIÓN: El mundo anhela una era post Trump

En la Conferencia de Seguridad de Múnich 2019, el exvicepresidente Joe Biden, quien dijo que todavía no decide si desafiará a Trump en 2020, se pintó como la antítesis de Pence y su jefe.
mié 20 febrero 2019 08:36 AM

Nota del editor: Nic Robertson es editor de CNN para asuntos diplomáticos internacionales. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — Si los líderes, los diplomáticos y los profesionales de la seguridad en Europa tuvieran voz en las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos, no parece probable que se decidan por Donald Trump. Al menos eso pareció en la Conferencia de Seguridad de Múnich 2019 .

Cientos de dignatarios se apretujaron en los estrechos corredores y recorrían las modestas salas de conferencias del hotel Bayerischer Hof de Múnich.

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El evento ha crecido en años recientes. Los primeros ministros y los presidentes se codean con los directivos y los estudiosos de la política; en las conversaciones se eluden las diferencias mundiales y se intenta moldear el orden mundial.
Es una mezcla extraña, casi anticuada. Es raro que en las cumbres mundiales de estos días, los reporteros puedan codearse con las personas a las que cubren e incluso entablen conversaciones casuales con ellos.

Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, me sorprendió al alabar mis botas y mis pantalones contra el frío. Rio cuando le dije que tenía suerte de estar adentro. Yo estaba afuera, el sol brillaba en todo su esplendor y, francamente, me estaba asando.

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Este año vi a los grandes del tratado nuclear con Irán de la era de Obama ir despreocupadamente de reunión en reunión, cosa que parece imposible en lo más intenso de estas negociaciones. Su sabiduría y su experiencia son la moneda más valiosa en muchas conversaciones tras bambalinas.

Wendy Sherman, la mano derecha de John Kerry, recorrió la calle y pasó junto al exsecretario de Energía de Estados Unidos, Ernest Moniz, quien también participó en el equipo de negociación del tratado nuclear con Irán. Estaba parado en una esquina, esperando un auto. Si querías hacerles alguna pregunta, podías.

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Estas personas son la grasa invisible que lubrica los engranes de la diplomacia internacional.

Sin embargo, lo más llamativo de la conferencia fueron el yin y el yang de la política exterior estadounidense: el vicepresidente Mike Pence, y su predecesor, Joe Biden.

Hablaron el mismo día, pero no pudieron haber sido más diferentes en cuanto a tono, estilo y sustancia.

Pence transmitió a un Trump contundente y directo. Biden se veía muy mermado por su viaje nocturno.

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Pence pudo haber estado mejor preparado si quien le escribe sus discursos hubiera medido más cuidadosamente a su público antes de que el vicepresidente de Estados Unidos se parara ante el teleapuntador.

Un día antes, entre una ruidosa ovación, presentaron a la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, ante los delegados. Esa debió haber sido una señal para Pence: estaba entre aliados, no entre amigos.

Era claro que Pence esperaba la misma calurosa bienvenida, pero lo recibieron con una pausa silenciosa cuando dijo que traía consigo los saludos de Trump .

Pence se presentó como aquel que haría cumplir los designios de Trump; acosó a los aliados de la OTAN ahí presentes por gastar poco y criticó a los aliados (Reino Unido, Alemania y Francia) por negarse a salirse del tratado nuclear con Irán como Estados Unidos .

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No vino a hacer amigos, y no los hizo.

Joe Biden, quien dijo que todavía no decide si desafiará a Trump en 2020, se pintó como la antítesis de Pence y su jefe.

"El Estados Unidos que yo veo valora la decencia humana básica, no arrebatarles los hijos a sus padres ni darles la espalda a los refugiados en la frontera".

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De inmediato, recibió una gran ovación, de esas con las que Pence soñaba.

El antídoto de Biden para los dos años de Trump fue prometer el cambio.

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"Se los prometo, se los prometo. Como diría mi madre, 'esto también pasará'. Regresaremos. Regresaremos. Que no les quede ninguna duda".

Más aplausos.

No es necesario adivinar a quién pondría la gente de Múnich en la Casa Blanca si tuviera la oportunidad.

Dos años de Trump han dejado huella.

En el hotel, este fin de semana, se pensó que no es apto para manejar los desafíos de seguridad de la actualidad.

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En una presentación titulada "OTAN, 70 años. Una alianza en crisis", dos exrepresentantes de Estados Unidos ante el organismo, Douglas Lute y Nicholas Burns, hablaron de las reflexiones contenidas dentro del texto de 55 páginas. Dichas reflexiones provienen, según dijeron, de 60 embajadores previos y actuales, así como de secretarios del gabinete. Concluyeron que Trump, por su incapacidad de liderar, es la principal de las 10 amenazas inminentes contra la OTAN.

Sería un error dar la impresión de que en el hotel Bayerischer Hof resonaban los aullidos por la salida de Trump. No se trataba de él, pero ese fantasma vagaba en sus pasillos.

Brad Smith, presidente y director jurídico de Microsoft, y Robert O. Work, subsecretario de Defensa de la presidencia de Obama, dieron un discurso electrizante sobre la inteligencia artificial (IA).

"La IA lo es todo", advirtió Smith, será trascendental como la electricidad. Dijo que estamos pasando por un "momento Sputnik ".

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El exfuncionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo que "este es el desafío tecnológico más difícil con el que Estados Unidos se ha enfrentado".

Tanto Smith como Work pintaron un panorama en el que China persiguió, alcanzó y rebasó a Estados Unidos en este ámbito clave. Dijeron que la IA favorece a las autocracias como Rusia y China y es una amenaza potencial para las democracias. En palabras de Work, "la IA da a la tiranía nuevas herramientas que no había tenido y le da más poder del que nunca ha tenido".

Ninguno de los presentes lo dijo, todos estaban muy atentos al intelecto y a la experiencia de ambos hombres, pero todo el mundo debió haber estado pensando en la cercanía de Trump con Putin y Xi. Cada vez que Trump los deja salirse con la suya se traduce en más código cibernético, mayor reforzamiento de sus programas de IA. "Estamos entrando en un periodo de competencia tecnológica intensa", dijo Work. Predijo que el año próximo, será "nuestra IA contra su IA, la parte que tenga la mejor IA ganará".

Pero pese a que esta clase de momentos fueron como un puñetazo desconcertante al plexo solar, la conferencia de Múnich de 2019 también contuvo esperanzas de un mundo después de Trump, un mundo que a este público le empieza a gustar.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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