Por otro lado, la indefinición y la postergación de la ratificación del T-MEC en el congreso de Estados Unidos está dando vía libre a Trump para hacer y deshacer la política comercial, imponiendo aranceles al gusto. El problema en Estados Unidos es complejo y es de política interna, sin embargo, otros países están pagando los platos rotos.
De hecho, la renuencia de los demócratas a ratificar el tratado podría ser aún mayor, con la nueva guerra comercial-migratoria entre Estados Unidos y México. Si la ratificación del tratado se sigue aplazando, Trump tendrá que echar mano de este tipo de artimañas para vender victorias internacionales entre su base electoral. Y seguramente lo seguirá haciendo, cuando aumente el arancel de 5%, hasta que encuentre un punto de quiebre.
OPINIÓN: México, víctima de la amenaza tarifaria estadounidense
Es importante mencionar que los 17 billones de dólares que Trump recaudaría en un año de vigencia de los nuevos aranceles es equivalente al costo del famoso muro, que resultó ser uno de sus entándares de campaña.
Es muy probable que, mientras más se acerque la elección de aquel país, el presidente sacará este argumento para mitigar las dudas que tiene su base electoral más conservadora. En cualquier momento Trump podrá decirles a sus electores que, gracias a los nuevos aranceles, México estará finalmente pagando el muro.
En términos económicos los aranceles de 5% son un primer paso de lo que podría desencadenar una guerra comercial con México. Sin embargo, dudo que esto suceda. México está propugnando por el diálogo y la salida política.
Pero si los aranceles aumentan, las pérdidas económicas podrían comenzar a hacerse visibles para unos sectores más que para otros. Y, eventualmente, México podría experimentar una disminución en la actividad económica que nos acerque a un crecimiento más lento, evitando el despegue económico de este sexenio.
Finalmente, lo que realmente le preocupa al presidente de Estados Unidos es ganar la reelección, no proteger a sus empresas con la imposición de estas medidas proteccionistas. El precio que están dispuestos a pagar por la disputa política interna es bastante alto.
Nota del editor: Iván Franco es fundador y director de la consultora de inteligencia competitiva Triplethree International. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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