(Expansión) – Todos los seres humanos valoramos ser vistos y esto significa ser tomados en cuenta, ser reconocidos. Es una necesidad que tenemos desde que nacemos y una piedra angular en nuestro desarrollo como personas.
La tribu de los zulús tiene una manera increíble para saludarse, la cual se compone de dos partes: Sikhona (estoy aquí para ser visto) y Sawabona (te veo). Todos los seres humanos estamos para ser vistos y reconocidos, esto nos hace sabernos, nos hace ser. Y todos los seres humanos estamos también para reconocer a los demás.
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No obstante, cuando entramos a la vida profesional llegamos a sentirnos poco o nulamente reconocidos dentro de nuestras organizaciones, y esto disminuye la motivación, desempeño y compromiso con nuestros trabajos y empresas en las que colaboramos, llegando a sentirnos solo como parte del inventario.
Y es que, según The 2019 Employee Engagement Report TINYpulse, solo un tercio de los trabajadores encuestados recibió reconocimiento la última vez que dieron la milla extra, y solo un cuarto se siente altamente valorado en su trabajo.
Sé que se ha estudiado y escrito mucho sobre la importancia del reconocimiento como factor de motivación en los colaboradores, pero en esta ocasión quiero comentar la incapacidad de muchos líderes para hacerlo eficazmente.
Y es que algunos líderes a quienes he acompañado como su coach declaran no saber cómo hacerlo, a pesar de entender el valor que tiene el reconocer a su gente a tiempo y en forma. Quizá esto te suene familiar, y tal vez estés pasando por esta situación, por ello quiero compartirte algunos de los planteamientos, posiciones o pretextos más comunes que están en la mente de algunos líderes y que los limitan para dar un genuino reconocimiento a sus colaboradores.
Hace su trabajo y punto
Muchos líderes piensan: “¿Cómo voy a reconocerle por haber hecho su trabajo?, para eso le pagan”. Algunos líderes no reconocemos porque pensamos que es parte de su trabajo.
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Recientemente compartí contigo algunas reflexiones respecto al feedback, y te comentaba que esta práctica tiene tres objetivos fundamentales: que un comportamiento que no se está dando, se dé; que un comportamiento que se está dando, ya no se dé o se modifique; o bien que un comportamiento que se está dando, se siga dando.
Es precisamente por este último objetivo que es muy importante que brindemos reconocimiento al trabajo bien hecho, no solo a quien supera las expectativas, sino incluso al que consideramos óptimo.
Todas las personas somos diferentes, y fuera del trabajo tenemos vidas propias. La verdad es que no sabemos si ese colaborador, cuyo desempeño es simplemente óptimo, está haciendo su mayor esfuerzo para conseguirlo. Puedes pagar por el tiempo de una persona, pero no puedes comprar su entusiasmo, esto solo lo logra el reconocimiento.
No tengo tiempo
Otras veces pareciera que el ritmo del trabajo no permite darnos el tiempo para reconocerles. Si bien es cierta esta afirmación, si bien siempre estamos buscando llegar a los resultados y alcanzar nuevas metas, también es un hecho que dar reconocimiento no reclama tanto tiempo, y sí redunda en un mayor compromiso y una mejora en el desempeño de nuestros colaboradores.
Además, hay múltiples formas de hacerlo, desde una simple palabra al final de la tarea, hasta un mensaje más elaborado. Por ejemplo, un líder que conocí tenía la iniciativa, antes de llegar a su oficina, de enviar un mensaje de texto al colaborador para felicitarlo por el resultado obtenido en una reunión con cliente.
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Otra muy buena idea, por parte de otro mánager, fue la de crear un buzón para “reportar” de manera anónima los buenos comportamientos, y al final del mes el colaborador con mayores reportes era reconocido y premiado en público.
No sé cómo reconocer a mi gente
Muchos líderes me comentan que no saben cómo reconocer a su gente, y conforme vamos indagando, nos damos cuenta que no lo hacemos porque no nos sentimos reconocidos, porque simplemente no lo han hecho nuestros jefes inmediatos con nosotros, o porque no nos reconocemos lo que logramos.
Hemos aprendido que así es como tiene que ser, que debemos cumplir y esforzarnos cada día más, pero al final nos sentimos frustrados y desmotivados. Esto mismo sienten tus colaboradores. Así que me permito proponerte un reto: Celébrate. Piensa en los objetivos que tienes para esta semana, o para este mes, selecciona uno que consideres relevante, y piensa en qué premio te vas a dar cuando lo obtengas y de qué manera te vas a dar el reconocimiento a ti mismo.
Empieza reaprendiendo a reconocerte y celebrarte, incluso por los pequeños logros. Hazlo también con tu familia y verás una gran diferencia.
Te puedo asegurar que el empezar una campaña de reconocimiento con tu equipo, el motivarlos a reconocerse entre ellos mismos, es decir, generar una cultura de reconocimiento, incrementará la motivación y compromiso, así como el desempeño, no solo de ellos, sino también el tuyo.
Uno de mis grandes maestros me compartió una palabra poderosa que proviene de las lenguas zulú y xhosa: Ubuntú – Soy porque somos. En la medida en que somos capaces de reconocernos y reconocer al otro, en la medida en que nos permitimos celebrarnos, es cuando empezamos a dejar de considerarnos una parte aislada y nos convertimos en un ser integrado y comprometido con el crecimiento del equipo.
Nota del editor: Roberto Primo es coach de liderazgo y de vida. Tras su experiencia como líder en el ambiente corporativo, ha pasado los últimos 10 años entrenando a más de 30,000 líderes y ejecutivos en empresas en México y Latinoamérica.