Otorgar asilo político a Evo Morales y la forma incondicional como decidió López Obrador hacerlo —recibirlo casi como héroe al enviar por él a un avión de la Fuerza Aérea— podría acarrearle un costo político, debido a que acoge a una figura, cuyo proceder electoral ha sido puesto en duda. Tal postura contrasta con las acciones del Gobierno actual de nuestro país cuando elevó los delitos electorales al grado de graves y con la acusación de fraude electoral que utilizó como estandarte de acción política el propio López Obrador durante los últimos años.
Así fue la llegada de Evo Morales a México para recibir asilo
Si bien la decisión de Estado de asilar a Evo Morales y a miembros de su gobierno obedece a la tradición diplomática mexicana, lo cierto es que supone una encrucijada en las relaciones con otros Estados Miembro de la OEA, con los que penden importantes cuestiones. De hecho, la relación y asuntos de México con Bolivia son de menor envergadura que con Brasil o Argentina y ni qué decir con Estados Unidos.
Los círculos fieles a Evo Morales —y él mismo— denuncian un presunto plan de derrocamiento por parte del gobierno de Estados Unidos. ¿Respaldará López Obrador esa versión? ¿A qué costo? Parece que la decisión, y la forma incondicional, de asilar a Morales pudo haberse meditado más por el canciller Ebrard y el presidente López Obrador.
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Nota del Editor: Giannina Sampieri Laguna es Especialista y Master en Estudios de Integración Europea por la Universidad Autónoma de Barcelona; Licenciada en Relaciones Internacionales por el ITAM. Actualmente es directora de la Licenciatura de Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Intercontinental. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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