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El reto de la precarización laboral en México

Incrementar la inversión productiva es el único camino para mejorar la expectativa de que México supere los elevados niveles de pobreza y marginación que existen, opina José Luis de la Cruz.
vie 22 noviembre 2019 01:10 PM
dinero - ingresos - empleo - ingreso laboral
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(Expansión) – La llamada cuarta transformación enfrenta su mayor desafío social y económico en la precarización heredada del mercado laboral. La precarización estructural del mercado laboral mexicano sintetiza el fracaso del modelo económico implementado durante los últimos 40 años.

Bajos salarios, informalidad, ocupación sin acceso a prestaciones de sociales y servicios de salud, sin contrato por escrito y con jornadas laborales que no cumplen con el tiempo establecido en la Ley Federal del Trabajo representan algunas de las características que hoy distinguen la situación en la que viven millones de familias mexicanas.

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Lamentablemente, durante el 2019 la precarización laboral sigue avanzando. Las cifras publicadas por el INEGI, a través de su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), muestran que el mercado laboral mexicano avanza en un sentido distinto a la directriz del presidente Andrés Manuel López Obrador de alcanzar un mayor bienestar para las familias mexicanas.

La información es contundente. Durante los primeros tres trimestres del 2019 se mantuvo la precarización estructural del mercado laboral: se ha exacerbado por el nulo crecimiento económico y la creación de empleo informal.

La precarización avanza por la naturaleza de las empresas en donde se está creando la ocupación y el empleo durante los primeros tres trimestres del 2019, el 77% se ha generado en micronegocios: 926,000 fuentes de ocupación en micronegocios (de un total nacional de 1.2 millones).

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Además, existe algo que debe considerarse: 399,000 fuentes de ocupación y empleo se crearon en micronegocios sin establecimiento, es decir, claramente en la informalidad.

Al ver las cifras por ingreso se puede confirmar el desequilibrio social y económico que implica el avance de la precarización: se generaron 2.2 millones de fuentes de ocupación y empleo en el rango de ingreso de hasta un salario mínimo y otras 2.2 millones que pagan entre uno y dos salarios mínimos.

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Desafortunadamente al mismo tiempo se redujo en 2.3 millones el número de fuentes laborales que pagan entre 3 y 5 salarios mínimos. Adicionalmente se redujo en (-) 571,000 en número de plazas laborales que pagan más de 5 salarios mínimos. No se debe olvidar que 3.3 millones de mexicanos tienen una ocupación, pero no reciben ingreso.

Como resultado se evidente que el empleo creado es de bajo ingreso económico, sin embargo, hay otro aspecto a considerar: 34 millones de personas ocupadas en México no tiene acceso a las Instituciones de Salud, son el 64% del total.

Lo último implica que tampoco tienen acceso a un sistema de pensiones que les permita pensar que tendrán un ingreso económico en su vejez.

Los problemas descritos son estructurales por lo que su solución no será fácil, especialmente si México no alcanza un mayor crecimiento económico y genera empleo formal mejor remunerado.

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Las cifras históricas así lo muestran. Entre el 2005 y el 2019, la población aumentó en 18 millones de personas. De esa cantidad, 13 millones se incorporaron a la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, mexicanos que requieren un empleo.

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El problema que enfrentaron, así como los que ya se estaban en el mercado laboral, fue la pérdida de empleo bien remunerado que se ha observado en los últimos 15 años.

Lo delicado de la situación se resume en un hecho: en los últimos tres lustros, todos los estados de la república registraron un retroceso en el número de personas ocupadas con un empleo que genera un ingreso superior a 5 salarios mínimos; se perdieron más de 2.5 millones de empleos.

Ninguna entidad del país tuvo la capacidad productiva para incrementar el total de la ocupación y el empleo que genera ingresos mayores a 5 salarios mínimos: más mexicanos tuvieron que disputarse menos oportunidades de trabajo bien remuneradas.

De igual forma todos los estados, salvo Baja California Sur, reportaron una reducción en el total de personas ocupadas que ganaron entre 3 y 5 salarios mínimos: se perdieron 3 millones de puestos en ese rango de ingreso.

¿Qué indica lo anterior? La sociedad mexicana, particularmente la clase media ve cómo se deteriora su capacidad de tener un mejor nivel de vida porque está desapareciendo la ocupación y el empleo bien remunerado.

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Por tanto, uno de los mayores desafíos de la llamada cuarta transformación es el de revertir la precarización del empleo, algo que solo se podrá lograr a través del crecimiento económico y la formalización de la economía.

Para lograrlo es vital que se incremente la inversión productiva, es el único camino para mejorar la expectativa de que México supere los elevados niveles de pobreza y marginación que existen en el país.

Nota del editor: José Luis de la Cruz Gallegos es Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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