El camino es largo y muy amplio, abarca muchísimas cosas: desde el llevarlos a la escuela, ayudarles a hacer tareas, conocer a sus amigos, pagar todos los gastos que generan y que no es fácil, el jugar con ellos, platicar e ir conociendo a cada uno, el abrazarlos y tranquilizar cuando están tristes o echar porras a sus logros del da a día, castigar cuando lo merecen, hablar con ellos y tratar de que formen sus mentes con una visión abierta al mundo, que sepan valorar las pequeñas cosas y que visualicen su potencial, sus posibilidades, estar presentes en sus vidas, etcétera.
Sobre todo, que sean buenos seres humanos, de buenos sentimientos, gente de bien, buenos hijos, hermanos, amigos, de valores éticos, que encuentren lo que les apasiona y luchen por eso, que se dediquen a lo que ellos escojan y les vaya a hacer felices, no hay profesión más importante que otra, lo importante es que hagan para lo que tienen talento y que ellos libremente decidan.
Tenemos que lograr que comprendan el potencial del ser humano en toda su extensión y que encuentren e identifiquen el suyo con humildad, pero de forma plena y responsable para aportar de forma positiva con su vida a los demás, a México y al mundo, que no se subestimen, que sean persistentes, trabajadores, resilientes, optimistas, constantes, que no se pongan limites, que sepan sumar a causas que valen la pena, motivar a los demás a valorarse.
En las épocas difíciles los seres humanos encontramos la oportunidad de crecer, de ser mejores, de aprender, y todos sin excepción vivimos tiempos duros, ya sea por culpa de nosotros o causas externas a nosotros.
Una de las enseñanzas más importantes que podemos dar a nuestros hijos es precisamente el que entiendan que en su vida van a cometer errores, pequeños y grandes, que estos tienen consecuencias y hay que aprender a corregir para bien y vivir con los errores cometidos, que sepan perdonarse, pero también pedir perdón a quienes lastiman con esos errores y seguir adelante; tienen que entender sus debilidades y luchar día a día con esas, caerse y levantarse sin desanimo.