Tradicionalmente, se ha considerado que la educación universitaria está basada en tres pilares o ejes: Docencia, investigación y extensión. Sin embargo, ante la rapidez con que suceden los acontecimientos actuales y la naturaleza misma de las universidades como protagonistas para el cambio, podemos hablar de misiones en lugar de pilares. Estas instituciones no pueden quedarse en las dos primeras misiones, que son la docencia y la investigación, simplemente proveyendo de graduados a la sociedad. Es necesario que asuman una tercera misión, que adopten una función de negocios basada en el uso, aplicación y explotación del conocimiento con todos los involucrados con la universidad y la sociedad en general. Esto abarca la coinversión en conocimiento incorporado en mercancías a través de patentes, licencias o empresas (start-ups) propiedad de estudiantes y escuelas, o procesos basados en la capacitación del personal docente, llegando a la formación de clústeres universitarios. Y deben ir más allá al asumir una cuarta misión, que es el cumplimiento de las tres anteriores, pero en un marco de creación de iguales oportunidades para todos, así como un campo propicio para la contribución global a la ciencia en que la diplomacia y la universidad fomenten acciones colectivas en que los interesados pudieran aportar e intercambiar ideas. La universidad se vuelve entonces una organización de todos y para todos.
Aquí se abre una gran oportunidad para que las empresas se acerquen a las universidades para generar productos y servicios de calidad que les permitan ser competitivas en el mercado. Desafortunadamente, México es más un país más consumidor de conocimiento que creador de éste, y depende tecnológicamente de empresas extranjeras y genera conocimiento administrativo que es útil solo a las empresas mismas, pero de difícil aplicabilidad y transferencia.
Si se contara con apoyo gubernamental a iniciativas que fomenten el emprendimiento y la investigación de una manera pertinente y ágil, el resultado sería un incremento en la productividad y en la competitividad.
Sin embargo, hasta en eso estamos retrocediendo en el país al reducirse el apoyo a los emprendedores y recortar la inversión en investigación, además de hacer que las instituciones públicas encargadas de otorgar los recursos sean más burocráticas. México necesita que la tercera y cuarta misión universitarias sean también compartidas por empresas y gobierno. Se necesita en todos los ámbitos una visión empresarial que impulse la inversión conjunta en generación y comercialización del conocimiento.