“Vimos que esta inclusión ayudó a generar más compromiso por parte de los colaboradores. Incrementó la productividad, el rendimiento y, por ende, obtuvimos mejores resultados en la compañía y mayor reputación empresarial. Estamos seguros que no por tener una discapacidad física, mental o de cualquier tipo, no se tiene voz. Al contrario, una persona con discapacidad puede aportar mucho a la compañía”, asegura Alvarado.
De las nuevas contrataciones, dos personas se quedaron en las oficinas centrales, dos en la planta de manufactura en Querétaro y una más en la planta de Tlaxcala, como técnicos en el área de Desarrollo e innovación.
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Los especialistas consultados aseguran que las personas con discapacidad no deben estar sobreprotegidas dentro de la empresa, pues ellas mismas piden apoyo para desarrollar su potencial y demostrar su talento.
Para contratarlas, es necesario:
Acercarse a una institución experta. Las personas con algún tipo de discapacidad aprenden de manera diferente. No se les debe capacitar igual que a las demás, porque necesitan un método más específico y mucho más visual.
Adaptar los manuales de capacitación a cada público. Las empresas dan la misma bienvenida a todos. No es que las personas con discapacidad deban tener un trato especial, sino que su necesidad es diferente. Por ejemplo, hay que contar con manuales de operación muy visuales, que escalonadamente expliquen a esos empleados qué deben hacer paso a paso.
Perder el miedo a ser una empresa inclusiva. Una persona con discapacidad necesita un poco más de supervisión. Sin embargo, mientras todo esté en el marco de su manual y las reglas estén muy claras, no tiene por qué haber problemas.
Querer dar la oportunidad. La inclusión no es contratar a una persona con discapacidad y colocarla en labores menores por temor a que “no pueda hacer otra cosa". Como en cualquier otra vacante, se tiene que determinar qué habilidades posee la persona con discapacidad.
Salario sin brecha. Desde la entrevista de trabajo, las empresas tienen que evaluar cuáles son las habilidades de la persona con discapacidad y cuánto están dispuestas a pagarles, dentro de los sueldos que hay en el mercado laboral.